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La esencia del deporte en Estados Unidos se ve en los High School y con los jóvenes talentos, que luego llegan al super profesionalismo que significa la NBA. En este caso se dio una historia con Chris Paul, cuando el base era jugador de la secundaria de West Forsyth de North Carolina.

Es que un día después de aceptar la oferta de la Universidad de Wake Forest para dar el siguiente paso, Paul perdió a su abuelo de la peor forma, asesinado por un grupo de jóvenes de su ciudad. Nathaniel Jones era su mayor admirador y no faltaba a ninguno de sus partidos, por lo que la pérdida fue devastadora para Chris.

Tan duro fue el golpe, que el actual jugador de Phoenix casi deja de jugar: “Todo el mundo debe morir, pero yo pensaba que mi abuelo era una de esas personas que jamás lo haría. Me preguntaba cómo saldría a la cancha sabiendo que él no iba a estar ahí y no encontraba respuestas”.

Y tan solo dos días después de esto, Chris Paul debutó con West Forsyth en la temporada, y el base anotó 24 puntos solo en el segundo cuarto, para dar rienda suelta a lo que vendría después. “Sentía que por más que pusieran a cualquiera a marcarme, no había forma de frenarme”.

Lo que pocos sabían era que Chris quería llegar a una cifra exacta, los 61 puntos. A falta de dos minutos, con 59 unidades en su planilla, penetró y marcó el doble más la falta, llegando a la ansiada cifra. Esta era para homenajear a su abuelo, que tenía 61 años. Para sorpresa de todo el estadio, el base falló el libre y pidió salir de la cancha y al llegar al banco se quebró en llanto abrazado a su padre.