Diferencia entre revisiones de «Nicanor Costa Méndez»

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Se ha ampliado la orientación dada por el Canciller Costa Méndez a la Junta Militar, sosteniendo la visión geopolítica del mismo. He utilizado como fuente el Libro Malvinas, de Cardozo, Kirchbaum y Vaan der Koy de 1983.
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Se vio obligado a abandonar el ministerio tras la crisis el «[[Cordobazo]]» en 1969.{{harvnp|Yofre|2011|p=81}}
 
Con la caída del Teniente General Viola de la Presidencia del Proceso de Reorganización Nacional, sobrevino la administración de Leopoldo Fortunato Galtieri, quien en acuerdo con la Armada había planeado de antemano la operación de recuperación de las Islas Malvinas. Para ello buscó un Canciller acorde a su visión internacional. Un hombre de ideología conservador y que prefiriese una orientación occidental y cristiana. Ese hombre fue Nicanor Costa Méndez, quien a partir del 22 de diciembre de 1.982 pasó a formar parte del gobierno dictatorial como Canciller.
El 22 de diciembre de 1981 Costa Méndez asumió nuevamente como ministro de Relaciones Exteriores para refrendar al presidente ''de facto'' [[Leopoldo Fortunato Galtieri]].{{harvnp|Yofre|2011|p=81}} El [[Proceso de Reorganización Nacional]] impuso la condición de apoyar la [[Operación Rosario|toma de las islas Malvinas]].{{harvnp|Yofre|2011|p=82}} Tuvo la responsabilidad de dirigir la política exterior durante la [[guerra de las Malvinas]], desde abril de 1982. Confió en la posibilidad de apoyo o –al menos– de neutralidad por parte de los Estados Unidos durante la guerra. Para presionar al secretario de estado norteamericano, [[Alexander Haig]], citó repetidamente la responsabilidad que le cabría a ese país, por el [[Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca]].
 
El 22 de diciembre de 1981 Costa Méndez asumió nuevamente como ministro de Relaciones Exteriores para refrendar al presidente ''de facto'' [[Leopoldo Fortunato Galtieri]].{{harvnp|Yofre|2011|p=81}} El [[Proceso de Reorganización Nacional]] impuso la condición de apoyar la [[Operación Rosario|toma de las islas Malvinas]].{{harvnp|Yofre|2011|p=82}} Tuvo la responsabilidad de dirigir la política exterior durante la [[guerra de las Malvinas]], desde abril de 1982. Confió en la posibilidad de apoyo o –al menos– de neutralidad por parte de los Estados Unidos durante la guerra. Para presionar al secretario de estado norteamericano, [[Alexander Haig]], citó repetidamente la responsabilidad que le cabría a ese país, por el [[Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca]].
 
Cuando quedó claro que los Estados Unidos no estaban dispuestos a ceder a las insinuaciones argentinas, e incluso que se le estaba prestando ayuda logística a [[Gran Bretaña]], cambió la estrategia y solicitó colaboración diplomática y apoyo en los países de [[América Latina]]. Su discurso varió significativamente cuando viajó a [[Cuba]], donde participó en un encuentro de los [[Movimiento de Países No Alineados]] y se entrevistó con el presidente [[Fidel Castro]].
 
Asistió a varias reuniones en la [[Organización de las Naciones Unidas|Naciones Unidas]]; en un discurso, acusó a los Estados Unidos de traicionar a las demás naciones americanas.
 
Antes de asumir, hacia diciembre de 1981, mientras Galtieri planeaba aun su gabinete y estaba próximo a asumir la presidencia, tuvo un primer acercamiento a Costa Méndez. La reunión inicial podría resumirse así:
 
'''''Galtieri''''': -“vea Costa Méndez, como algo ya le adelantó el General Saint Jean, he decidido, entre otros candidatos también de muy buenos antecedentes, que Usted sea mi canciller”-.
 
'''''Costa Méndez''''': -“quedo sorprendido y agradecido. Aceptaría gustoso. Aunque en principio desearía saber mi general, cuales son los lineamientos que Usted quiere darle a su política exterior”-
 
'''''Galtieri''''': nosotros somos un país occidental, cristiano y comprometido en la lucha contra el comunismo internacional, de ahí no nos correremos.
 
'''''Costa Méndez''''': -“en eso somos plenamente coincidentes,  ¿y con respecto al Beagle que piensa hacer mi general? Porque habiendo comprometido nuestra palabra con el Vaticano no podemos aceptar ahora un cambio de rumbo que desestime el fallo del Papa. Ni yo, como diplomático, católico ni como argentino, estaría dispuesto a contrariar semejante decisión, la cual, además, sería un error diplomático mayúsculo”-
 
'''''Galtieri:''''' -“ Bue’, parece que yo iba a buscar a un duro y Usted me salió blando, pero tiene razón, ahí no tendremos problemas en tanto y en cuanto las cosas sigan bien con la mediación del Vaticano. Obvio quiero que se ocupe de conseguir los mejores resultados en ese sentido, pero la Junta Militar ni yo queremos mayores inconvenientes, por ahora, con Chile. Tenemos otras prioridades.
 
'''''Costa Méndez''''': -“¿y puedo yo conocerlas?”-
 
'''''Galtieri''''': -“si, pero voy a pedirle su palabra de honor de que guardará el máximo secreto hasta tanto y cuanto la Junta Militar decida desarrollarlas”-
 
'''''Costa Méndez''''': -“Tiene mi palabra de honor”-
 
'''''Galtieri:''''' -“Bueno Costa Méndez, la Junta Militar y yo hemos decidido llevar a cabo un operativo de recuperación de nuestras Islas Malvinas. ¿Qué le parece?”-
 
'''Costa Méndez:''' -“en principio sorprendido. Pero, ¿qué tipo de idea tiene la Junta al respecto?”-
 
'''''Galtieri''':'' -“será una operación para recuperar las islas y luego negociar. Repito, recuperar y negociar”. Lo cree Usted factible?”-
 
'''''Costa Méndez''''': -“lo creo posible siempre y cuando la opción sea una negociación pacífica y no hayan bajas que lamentar. No debe morir ningún inglés, eso obligaría a Gran Bretaña a lavar sangre con sangre. Sin embargo, en estas latitudes nada puede ni debe hacerse sin contar con la anuencia de los EE.UU. Debemos aprovechar nuestras buenas relaciones con Washington logrando su neutralidad, que descuento, obtendremos. Querrán evitar problemas hemisféricos en su patio trasero. Ellos son nuestra carta fuerte para evitar una reacción desproporcionada del Reino Unido”-.
 
'''''Galtieri'':''' -“Por eso no se preocupe, contamos con la neutralidad americana en el tema”-.
 
'''''Costa Méndez:''''' -“Entonces, si es como Usted dice General, es una opción factible de realizarse con éxito-”.
 
'''''Galtieri:''''' ¿cómo piensa el escenario?
 
'''''Costa Méndez''''': Tatcher pasa por momentos muy duros a causa de las medidas económicas que ha tomado, tiene sobre sus espaldas un gran malestar social. Su idea es achicar al máximo el estado y bajar el costo del mismo al mínimo indispensable. Las islas Malvinas, entre otras dependencias coloniales, les salen muy caras y están demasiado lejos como para sumar un nuevo dolor de cabeza. Contando con la neutralidad estadounidense gracias a nuestra ayuda en el combate contra insurgente en Centroamérica, los EE.UU. jugarán como neutrales y en cualquier caso pararán cualquier intento bélico británico. No querrían un conflicto dentro de su propia área de influencia entre 2 aliados. Estimo, al igual que Usted, los ingleses nunca mandarán la flota hacia acá. Sería un desastre para EE.UU. del cual solo podrían beneficiarse el bloque soviético y su satélite cubano”.
 
Un acercamiento imparcial a la geopolítica previa a la guerra de 1982, no deja dudas de la escasa perspicacia y visión de Costa Méndez con respecto al concierto mundial de naciones y el posterior y mayúsculo consejo diplomático errado, equívoco por donde se lo mire, dado desde su lugar como jefe de la diplomacia nacional a la Junta Militar.
 
Primeramente, el razonamiento estratégico de Costa Méndez denota una inocultable incomprensión de ese mundo de 1982. Tiempos adonde existía una unidad geopolítica de importancia fundamental y prácticamente indisoluble: la “Alianza Atlántica” (que aun persiste).
 
Esa confraternidad económica, estratégica, cultural, militar y hasta afectiva entre los EE.UU. e Inglaterra, condición de nacimiento y pilar más sólido de la lucha global de la OTAN contra el Pacto de Varsovia, significaba en definitiva, el cimiento ideológico más íntimo de la filosofía política imperante en Washington desde principios del siglo XX: la alianza entre 2 democracias liberales que habían enfrentado unidas a las monarquías expansionistas europeas en la 1era guerra mundial, a los brutales experimentos fascistas en la 2da guerra mundial y al “comunismo opresor” durante la otra mitad del siglo XX. Todo en favor de la democracia y la libertad, sus 2 principios mas caros. Coexistiendo como conexión, como asociación de una importancia cabal, la más importante en cuanto a política exterior de los EE.UU. solo comparable, tal vez, aunque en mayor medida con la alianza con el estado de Israel, es decir, era una asociación imposible de romper.
 
Tal entidad política entre 2 estados, los miembros mas distinguidos y comprometidos en la lucha contra la URSS y sus satélites a nivel mundial, difícilmente podría ponerse en tela de juicio en favor de una dictadura militar tercermundista, que si bien prestaba servicios importantes para la causa de Occidente en la lucha contra insurgente en Centro América, alineándose sin grises con la administración republicana de Reagan, no podía oponer el mismo peso específico que Londres como aliado de la primera potencia occidental.
 
Entender que de ocurrir un enfrentamiento directo entre la Argentina de Galtieri y la Gran Bretaña de Tatcher, se conquistaría el apoyo de EEUU apara la causa argentina o al menos la neutralidad estadounidense para detener una reacción bélica inglesa, era francamente una torpeza intelectual supina, viviente solo en las mentes mas afiebradas, guiadas mayormente por el ferviente deseo de pertenecer a una porción del mundo determinada que por cualquier presición racional y adecuada de las relaciones objetivas y reales de la geopolítica mundial.
 
De la mano con esta mala lectura del comportamiento de los EE.UU. en cuanto a una futura recuperación de las Islas Malvinas, está la pésima comprensión de la situación y del gobierno británico de la época.
 
Hacia 1982, Margaret Tatcher implementaba una política neo-liberal de reducción de las funciones del estado y una marcada actitud de promoción del libre mercado por sobre cualquier proteccionismo. Estas políticas públicas habían provocado un aumento del desempleo y una depresión de los salarios, todas causas ineludibles del creciente malestar social. Existía un fastidio popular elevado y una silenciosa rebelión dentro del partido conservador británico contrariado por los resquemores que las políticas fiscales tatcherianas despertaban en la población inglesa.
 
El transcurrir del gobierno británico en 1982 invitaba a pensar lógicamente que siendo una potencia militar de fuste a nivel mundial y aliada dilecta de los EE.UU., frente a una agresión de una dictadura neo fascista sudamericana, podía usar esa acción como una solución al descontento, un maquillaje rápido y oportuno para cambiar la realidad imperante y así levantar el alicaído humor social británico.
 
Otro aspecto nada desdeñable en el estudio de los sucesos de 1982 fue la situación de la flota de superficie de la Real Armada Británica. Ubicada dentro del plan defensivo-ofensivo de la OTAN, en muy poco tiempo serían eliminados la mayoría de los buques para ser reemplazados por submarinos nucleares y misilísticos con la finalidad de usarse contra la armada soviética dentro de un plan global. Esta situación provocaba profundas discusiones dentro del almirantazgo, adonde gran parte de la oficialidad se negaba al reemplazo de las unidades de superficie como cambio por una fuerza submarina más acorde a las necesidades de conjunto de la OTAN.
 
Una acción argentina en las Malvinas, determinaría el uso inevitable de la flota y una muestra cabal de la importancia del mantenimiento buques de superficie para proteger la soberanía territorial británica allí adonde fuese necesaria. Otra arista de importancia importante que la diplomacia argentina no supo prever.
 
Cualquier excusa de índole bélica, por mínima que fuese, activaría las alarmas de la Royal Navy para empujar la flota hacia la batalla, usando una excusa accidental como medio más oportuno para salvarla del desguace.
 
Costa Méndez, un hombre de amplia experiencia en el mundo diplomático, contando con un Ministerio de Relaciones Exteriores con numerosos profesionales de fuste, las noticias vertidas al respecto en la propia prensa inglesa y un embajador en Londres experimentado, perfectamente podría haber estado al tanto de tal situación, sabiendo de antemano los peligros que una recuperación insular representaban para la causa argentina y como esta podía ser la herramienta que la Marina Real y Margaret Tatcher necesitaban para mantenerse ella en el poder y al mismo tiempo la marinería británica  sostener el mantenimiento intacto del poder naval inglés. Por otra parte, bastaba la lectura de revistas de contenido militar, de libre circulación, así como los conocidos planes de la reestructuración de la OTAN, para  conocer que la flota de superficie inglesa corría peligro y que solo una aventura militar exitosa podía salvarla de un destino oscuro y declinante.
 
Renunció a su cargo tras la caída de Galtieri, en junio de 1982.
 
Compareció ante la [[Informe Rattenbach|Comisión Rattenbach]] siendo el segundo en hacerlo.

.<ref>{{cita web|título=Nicanor Costa Méndez|url=https://www.elhistoriador.com.ar/nicanor-costa-mendez/|obra=El Historiador|fechaacceso=13 de junio de 2020}}</ref>
 
== Véase también ==