​El psicodrama de Jacob Levy Moreno: ¿en qué consiste?

Obras de teatro como parte de una propuesta terapéutica.

Desde que empezó a popularizarse en Europa y en los Estados Unidos durante a principio de los años 20, el psicodrama de Jacob Levy Moreno ha captado la atención de mucha gente.

Es posible que esto se deba, en parte, a lo llamativo de las sesiones de psicodrama: un grupo de gente que parece representar una obra de teatro basada en la improvisación. Sin embargo, Levy Moreno concibió estas sesiones como una herramienta de psicoterapia basada en supuestos que van más allá de las simples ganas de pasar un rato entretenido. Veamos en qué consiste la teoría en la que se sustenta el psicodrama y de qué manera da forma a las sesiones en las que se utiliza.

¿Quién fue Jacob Levy Moreno?

El creador del psicodrama nació en la Bucarest del año 1889 en el seno de una familia judía sefardí. Algunos años después de establecerse en Viena en el año 1915, Levy Moreno empezó una iniciativa basada en la improvisación teatral, lo que daría paso a una propuesta psicoterapéutica a la que llamó psicodrama. El psicodrama se basaba en la idea de que expresarse a través de la espontaneidad y la improvisación suponía una clase de liberación a través de la creatividad, lo cual tuvo que ver con sus propias experiencias subjetivas a través de las dramatizaciones no planificadas.

Además, Moreno estudió Medicina en la universidad de Viena, y allí entró en contacto con las ideas de la teoría psicoanalítica, que fue ganando aceptación en Austria durante la primera mitad del s. XX. Aunque el padre del psicodrama rechazó muchos de los supuestos de Sigmund Freud, el psicoanálisis tuvo una marcada influencia en su pensamiento, tal y como veremos. Del mismo modo, experimentó con un tipo de intervención que podría considerarse una forma primitiva de grupo de ayuda mútua.

En el año 1925 Levy Moreno se trasladó a los Estados Unidos de América, y desde Nueva York empezó a desarrollar tanto el psicodrama como otros elementos relacionados con el estudio de grupos, como por ejemplo la sociometría. También teorizó sobre formas de psicoterapia grupal en general, partiendo de una óptica heterodoxa que rechazaba el determinismo y ensalzaba el papel de la improvisación. Tras dedicar buena parte de su vida a desarrollar métodos de terapia de grupos, murió en el 1974 con 84 años.

¿Qué es el psicodrama?

Para empezar a entender qué es el psicodrama y qué objetivos se intenta alcanzar a través de este, repasemos primero sus apariencias: el modo en el que se desarrolla una de sus sesiones. Para entender mínimamente lo que veremos a continuación solo es necesario entender dos cosas: que las sesiones de psicodrama son en grupo, pero que el psicodrama no busca abordar problemas manifestados por un grupo, sino que se utiliza la presencia de muchas personas para intervenir en los problemas de individuos, por turnos.

Así, en cada momento hay un protagonista claro, que es hacia quien debe orientarse la sesión, mientras que el resto de personas son miembros que ayudan en la realización de la sesión y que, en algún momento, también serán los protagonistas de su propio psicodrama.

Estas son las fases de una sesión de psicodrama:

1. Calentamiento

En la primera fase de la sesión de psicodrama, un grupo de gente se reúne y la persona que dinamiza el acto anima a los demás a realizar ejercicios para romper el hielo. El objetivo del calentamiento es hacer que las personas se desinhiban, tomen consciencia del inicio de la sesión y estén más predispuestas a expresarse mediante acciones que en otro contexto resultarían estrambóticas.

2. Dramatización

La dramatización es el núcleo de las sesiones de psicodrama. En esta, se elige una de las personas que asiste al grupo, y esta explica un poco qué problema le ha hecho asistir a la sesión y cuál es el trasfondo autobiográfico que está asociado a este. La persona que dirige la sesión intenta hacer que el o la protagonista de la fase de dramatización explique el modo en el que percibe este problema en el presente, más que intentar que recuerde con exactitud los detalles del mismo.

Después de esto empieza la dramatización, en la que la persona protagonista es ayudada por el resto de miembros del grupo, que interpretan un rol, y todos improvisan escenas relacionadas con el problema a tratar. Sin embargo, esta representación no sigue un guión fijo, sino que se fundamenta en la improvisación apoyada en muy pocas pautas sobre lo que debe ser la escena. La idea no es reproducir fielmente escenas basadas en la realidad, sino ofrecer un contexto parecido en ciertos puntos esenciales; luego veremos por qué.

3. Eco grupal

En la última fase, todas las personas involucradas en la representación explican lo que han sentido, el modo en el que la actuación les ha hecho evocar experiencias pasadas.

Los fundamentos del psicodrama

Ahora que hemos visto en qué consiste básicamente una sesión típica de psicodrama, veamos en qué principios se fundamenta, cuál es la filosofía que hay tras ella. Para ello, en primer lugar debemos partir del concepto de catarsis, explicado en primer lugar por el filósofo Aristóteles, como un fenómeno por el cual la persona se entiende mejor a sí misma después de haber experimentado una obra que representa una serie de hechos. Esto era muy aplicable a las dramatizaciones teatrales, en las que casi siempre había un punto culminante que buscaba despertar emociones intensas en los espectadores y ofrecer un desenlace que representase un proceso de liberación emocional.

Para Jacob Levy Moreno, la idea en la que se basaba el potencial terapéutico del psicodrama era que permitía hacer que la catarsis pasase de ser secundaria, experimentada por el espectador, a ser una catarsis activa, experimentada por protagonistas de dramatizaciones.

La teoría de la Espontaneidad-Creatividad

¿Y por qué se suponía que esta forma de catarsis era mejor? Esta idea se basaba en la teoría de Espontaneidad-Creatividad, según la cual las respuestas creativas ante situaciones imprevistas es el mejor mecanismo para descubrir nuevas soluciones a viejos problemas que permanecen enquistados durante mucho tiempo.

En otras palabras, la incapacidad de ver más allá del sendero mental al que nos hemos acostumbrado para analizar un problema debe romperse mediante la participación en situaciones imprevistas. De este modo, el proceso de liberación emocional nace de un hecho creativo y espontáneo, algo más significativo para uno mismo que una ficción vista desde fuera de la obra. Para que esta catarsis creativa se produzca no es necesario reproducir experiencias pasadas con exactitud, sino que hay que hacer que la sesión evoque elementos que en el presente el o la protagonista cree que son significativos y están relacionados con el conflicto a tratar.

La relación entre psicodrama y psicoanálisis

El vínculo entre el psicodrama de Jacob Levy Moreno y la corriente psicoanalítica se fundamente, entre otras cosas, en la implicación de que existe una instancia inconsciente de la mente de las personas, y otra consciente.

Algunos problemas quedan fijados en la parte inconsciente, haciendo que la parte consciente sufra los síntomas de esto sin poder llegar a tener acceso a su origen. Es por eso que los problemas que se intentan abordar desde el psicodrama son concebidos como “conflictos”. Esta palabra expresa el choque entre consciente e inconsciente: una parte contiene representaciones relacionadas con el origen del problema y lucha por expresarlas, mientras que la parte consciente quiere que desaparezcan los síntomas que producen los intentos del inconsciente por expresar aquello que contiene.

Para Moreno, el psicodrama permite hacer que los síntomas del problema sean reproducidos mediante los propios actos guiados por la parte consciente de uno mismo; de algún modo, se reproduce el problema, pero esta vez el proceso es orientado por la consciencia, permitiendo esto que uno mismo se apropie del conflicto que permanecía bloqueado y los integre a su personalidad de manera saludable.

El psicoanálisis también perseguía el objetivo de que se experiencias bloqueadas emergiesen a la consciencia de manera sistematizada para que el paciente pudiese re-interpretarlas y apropiárselas. Sin embargo, Jacob Levy Moreno no quería que esta tarea se basase tan solo en la reinterpretación de algo, sino que señalaba la necesidad de que el proceso involucrase también la participación de todo el cuerpo mediante los movimientos que se realizan durante el role playing en un escenario.

La eficacia del psicodrama

El psicodrama no forma parte de las propuestas terapéuticas que cuenten con eficacia demostrada científicamente, lo cual hace que la comunidad escéptica en psicología de la salud no la considere como una herramienta eficaz. Por otro lado, los fundamentos psicoanalíticos en los que se apoya han sido rechazados por la epistemología en la que se apoya la psicología científica en la actualidad.

Hasta cierto punto, el psicodrama se centra tanto en las experiencias subjetivas y en los procesos propios de significación que se dice que sus resultados no pueden ser medidos de forma sistemática y objetiva. Sin embargo, los críticos a esta perspectiva señalan que hay maneras de tener en cuenta los efectos que cualquier psicoterapia tienen en los pacientes, por subjetivo que sea el problema a tratar.

Esto no quita que el psicodrama se siga practicando, tal y como ocurre con las constelaciones familiares, cuyas sesiones pueden parecerse a las del psicodrama clásico de Jacob Levy Moreno. Es por eso que, ante problemas relacionados con la salud mental, se opte por alternativas con eficacia demostrada en diferentes tipos de problemas, como por ejemplo la Terapia Cognitivo-Conductual.

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Adrián Triglia. (2016, noviembre 20). ​El psicodrama de Jacob Levy Moreno: ¿en qué consiste?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/psicodrama-jacob-levy-moreno

Psicólogo | Director Editorial de Psicología y Mente

Adrián Triglia (Barcelona, 1988) es Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona y licenciado en Publicidad por la misma institución.

Es cofundador y Redactor Jefe de la web Psicología y Mente, la mayor comunidad en el ámbito de la psicología y las neurociencias.

Autor de dos libros de divulgación científica:

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