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Crisis climática
Julia Steinberger y los lobbies del negacionismo climático: “No hay victoria posible en este contexto"
Para el activismo climático, Julia Steinberger es una especie de mecenas, por conocimiento y valentía. Es una científica de renombre internacional, profesora de Ecología Social y Economía Ecológica en la Universidad de Leeds, Reino Unido, hija del premio Nobel de Física Jack Steinberger, coautora del tercer capítulo del sexto informe del IPCC y simpatizante del movimiento internacional que desde la desobediencia civil busca alertar sobre la catástrofe planetaria en puerta por seguir quemando combustibles fósiles.
Esta líder, contrariada por el poco impacto que las contundentes evidencias científicas tienen en la opinión pública, empieza a cuestionar —autocrítica mediante— la estrategia del movimiento climático. Pide centrarse en la batalla cultural y en contrarrestar la desinformación que, desde las sombras, propagan de forma orquestada los portavoces de los think tanks ultraliberales y negacionistas.
El “click” de Steinberger, convencida hasta hace poco de que la producción de conocimiento científico ligado a los límites planetarios junto al activismo iban a concienciar a la gran mayoría de los ciudadanos de a pie, ha sido tras adentrarse en los tentáculos de Atlas Network, una poderosa y muy influyente asociación global de lobistas consolidada en Estados Unidas y América Latina, que, como adelantó El Salto, empieza a ganar mucho terreno en Europa a través de la agenda anticlimática.
“Conocí Atlas Network el año pasado, a pesar de haber participado activamente en movimientos por la justicia social prácticamente toda mi vida. No puedo expresar lo profundamente inquietante que resulta”, dice Julia Steinberger
Este miércoles 18 de septiembre por la noche, la investigadora brindó una charla abierta por zoom titulada "Capitalismo del desastre, de Milei al Colapso: los think tanks antidemocráticos de Atlas Network y su papel en la desinformación climática y la política neoliberal”, en la que tras describir cómo opera esta red, llamó a sus pares a un “cambio radical en orientación y estrategia” debido a que, a su juicio, el movimiento climático no puede triunfar en este contexto de mentiras, bulos, desinformación y tergiversación.
“Conocí Atlas Network el año pasado, a pesar de haber participado activamente en movimientos por la justicia social prácticamente toda mi vida. No puedo expresar lo profundamente inquietante que es ser una investigadora universitaria, una experta internacional en ciencias sociales del clima, y reconocer tan recientemente, tan tarde en el juego, a lo que nos enfrentamos. Creo que la concienciación y los conocimientos aportados por la investigación reciente, debería hacernos replantear cómo nos organizamos para contrarrestarlo. No soy una estratega política ni de comunicación, así que estas son solo algunas ideas para empezar. Este es el trabajo que debemos hacer, lo antes posible, juntos”, interpeló durante su disertación.
La prioridad de todas las organizaciones climáticas pasa, a su entender, por empezar a comunicar “contra quienes nos enfrentamos”, quiénes son estos enemigos invisibles que, desde el ruido, la polémica y la crispación social, buscan perpetuar una economía desregulada y neoliberal, contraria a los valores democráticos y sostenida —en parte— por el capital fósil.
La prioridad de todas las organizaciones climáticas pasa, a su entender, por empezar a comunicar “contra quienes nos enfrentamos”, quiénes son estos enemigos invisibles, explica Steinberger en referencia al macrolobby Atlas Network
“La generación de la protesta climática necesita ser consciente de que sus sociedades han fallado en reaccionar no porque la democracia sea incompatible con la justicia climática, sino porque nuestras democracias han sido atacadas por décadas por los mismos actores que destruyen el clima. Necesitamos difundir conciencia y conocimiento de Atlas Network, sus financistas y aliados, de tal manera que nuestros movimientos entiendan contra quienes realmente nos enfrentamos”, explicó.
Caso contrario, alertó, el activismo, la protesta y la desobediencia civil van a fracasar. “Esto es lo más difícil de decir, porque es donde muchos de nosotros hemos centrado nuestra energía durante décadas. No niego las enormes victorias de las protestas climáticas. Pero seamos realistas: décadas después de una crisis climática acelerada, con la supremacía blanca y el genocidio palestino triunfando, no estamos ganando”, agregó.
¿Cómo revertir este panorama? Steinberger propone usar “sus propias herramientas contra ellos, pero de manera más efectiva”. Reconoce que el movimiento climático no tiene los niveles de financiación de Atlas Network, pero sí “muchas ventajas”: la realidad, la ciencia y “los valores inmensamente populares de democracia”.
No niego las enormes victorias de las protestas climáticas. Pero seamos realistas: décadas después de una crisis climática acelerada, con la supremacía blanca y el genocidio palestino triunfando, no estamos ganando”, agregó Steinberger
“Una cosa que tenemos que hacer es contrarrestarlos en su propio juego: produciendo artículos de opinión, cartas a periódicos, apariciones en televisión, materiales orientados al currículo de enseñanza, etcétera, etcétera. Tenemos que inundar la zona con buen material. Esto significa hacer las cosas de otra manera: formar a activistas y académicos para que se conviertan en excelentes y prolíficos comunicadores públicos, incluyendo la comprensión de las apariciones y los discursos más atractivos para las grandes masas de indecisos”, propuso.
Debatir con ellos sobre el contenido -agregó- “es una estrategia perdedora en el largo plazo”. Desacreditar a esa lluvia de mensajes tóxicos “sobre la base de lo factual” es necesario, pero “debemos enfocar la mayor parte de nuestra energía en el objetivo de la desinformación”. “Ellos intentan detener la capacidad de acción de la democracia y necesitamos confrontarlos en ese campo, es ahí donde son más débiles”, aclaró.
También se preguntó: “¿Estamos haciendo cabildeo? Somos investigadores y no nos han formado para eso, lo sé. Esta gente lo hace todo el tiempo porque sí los han formado para eso. Por eso, necesitamos traducir la crisis climática en una narrativa sencilla y clara”.
El enemigo
En la primera parte de su presentación, Steinberger trazó un pantallazo sobre el origen, el ascenso, los actores y la influencia coordinadora de este enorme think tank global.
Sobre la génesis, recordó que en los años 50, “una pandilla de economistas”, liderada por Friedrich Hayek, buscó golpear la economía keynesiana a través de un nuevo modelo,” donde las corporaciones pudieran estar libres de la tiranía de las responsabilidades sociales básicas”.
Así nació el “neoliberalismo”, una ideología “antidemocrática en esencia”, ya que su principal objetivo es el de dar rienda suelta a las corporaciones, no a los ciudadanos. Esta nueva corriente contó, desde el inicio, con la industria de los combustibles fósiles de su lado, promotor y beneficiario.
Los think tanks de Atlas Network han sido “el mayor conducto y apoyo para promover el negacionismo climático y el aplazamiento de la acción climática”
“La entrelazada historia de la industria fósil y la agenda económico-política del neoliberalismo comienza desde bien antes. Ya en los 50s, la industria fósil se infiltró en la enseñanza de la economía en los Estados Unidos, buscando difundir sutilmente el mensaje de que la libertad Americana es el producto del capitalismo extractivista”, historizó.
Para propagar estas ideas ideas de “libertad”, ideólogos y empresas crearon una “organización coordinada” de think tanks, lobbies, empresas de asesoría legal y relaciones públicas. “Estos, a su vez, están coordinados internacionalmente, por ejemplo, a través de Atlas Network, el cual está ligado a más de 500 think tanks alrededor del mundo”, describió.
Atlas Network nació tras el éxito electoral de Margaret Thatcher (1979), elección en la que el neoliberalismo se dio cuenta de que no era necesario imponer un presidente “a punta de arma”, como en Chile (1973), con el dictador Augusto Pinochet.
El éxito de Thatcher inspiró al empresario inglés Anthony Fisher a crear Atlas Network: una federación internacional de think tanks, construido sobre el modelo de su primera creación, el Instituto de Asuntos Económicos (IEA), para fabricar “el clima de opinión” que permitiese la propaganda de los negocios neoliberales en tantos países como fuera posible.
¿Cómo? Formando a sus cuadros internamente y promoviéndolos en posiciones de influencia tanto en política como en medios comunicaciones.
“Estos think tanks replican sus contenidos y estrategias a nivel mundial. Envenenan nuestra esfera pública en formas que van desde abogar por políticas económicas neoliberales brutalmente desiguales, hasta promover la negación de la ciencia climática. También se adentran en temas divisorios de guerra cultural, sobre género, raza o migración”, explicó Steinberger.
De hecho, completó, los think tanks de Atlas Network han sido “el mayor conducto y apoyo para promover el negacionismo climático y el aplazamiento de la acción climática”.
“El objetivo estratégico de los comunicadores neoliberales es siempre doble: crear desconfianza en los procesos democráticos, en los procesos orientados o financiados públicamente, y crear la confusión suficiente para desorientar e inutilizar la toma de decisiones democrática”, alertó la investigadora.
“Vale la pena repetirlo: Atlas Network y sus patrocinadores corporativos están inmersos en una guerra total contra las universidades y la generación de conocimiento y comunicación de servicio público”, puntualizó Steinberger
A nivel climático, muchos de estos lobbies “repiten tácticas”. Un ejemplo: 1) elaboran informes falsos, a menudo con un formato engañoso para que parezcan informes de fuentes legítimas, como el IPCC, con el fin de confundir a los responsables políticos y a los periodistas. 2) Se presentan como falsos expertos, aparentando conocimientos de investigación relevantes donde no los tienen. 3) Organizan conferencias y actos fraudulentos. Y 4) Presionan a los editores de los medios de comunicación para que den la misma cobertura a su falsa ciencia.
“Vale la pena repetirlo: Atlas Network y sus patrocinadores corporativos están inmersos en una guerra total contra las universidades y la generación de conocimiento y comunicación de servicio público”, puntualizó Steinberger sobre este punto.
No me malinterpreten —concluyó tras disertar y responder las preguntas de los participantes conectados al zoom, la mayoría activistas climáticos—: “Las protestas y la desobediencia civil son absolutamente necesarias, pero tenemos que llevar nuestros objetivos y mensajes a muchos otros ámbitos, llevar la batalla contra la influencia neoliberal a las salas de reuniones, desde las deliberaciones municipales, los medios de comunicación, hasta los consejos de administración de las empresas.
“¿Cuántos de ustedes se han tomado alguna vez un café con un periodista?”, lanzó antes de que se apagaran todas las cámaras.
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Este interesantísimo artículo que recoge la voz de Julia Steimberg habría requerido, antes de su publicación, la lectura de un redactor que le quitara el tono ese de traducción artificial.