Esta temporada no hemos visto desfilar a Versace en el calendario habitual milanés. En su lugar, ha cambiado la ciudad italiana por el espíritu relajado de California: “Generalmente nunca dejo Milán (para desfilar), pero esta temporada quería hacer algo diferente, desafiarme y sacarme de mi zona de confort para ver cómo funciona en otro escenario”, ha comentado Donatella Versace. “El año pasado viajé a menudo a Estados Unidos, y en Los Ángeles me siento más libre, no sé, quizá sea el océano”, reconocía para WWD.
Así, la diseñadora ha presentado la colección de otoño invierno 2023 a un paso de Hollywood, unos pocos días antes de la entrega de los premios Oscar. La efervescencia cultural de Los Ángeles es una de las principales atracciones para la creativa, pero haber trasladado el desfile al otro lado del charco también ha venido motivada por una “necesidad de escapar”: “Puede llegar a ser sofocante, así que me gusta este tipo de cultura angelina porque es más relajada e interesante”, ha declarado. “Puedo estar con tacto con la naturaleza, y potencia mi curiosidad, siempre clave en mi trabajo”.
Por inspiradora que sea la ciudad, la propuesta de la firma italiana no es un tributo en sí mismo a Los Angeles. Ni siquiera al estilo casual y desenfadado que destila. En su lugar, Donatella Versace ha optado por un enfoque más centrado en la sastrería: “Me encanta la ropa urbana, pero este es el momento para dejar claro que somos una compañía de lujo”, ha explicado. Gigi Hadid ha sido la responsable de abrir un desfile masivo que ha ido in crescendo, en todos los sentidos. Más colores, más dramatismo, más volumen, más leyendas de la pasarela. La propuesta ha arrancado con un discreto traje negro, compuesto por una falda midi y una chaqueta entallada. Las hombreras se afilan, el pecho se destaca y la cintura se afina, perfilando un poderoso power dressing que enmarca la silueta de reloj de arena que impera esta temporada. En manos de la diseñadora no se trata de una apuesta delicada, sino de una que pone en relieve esas súper mujeres que Gianni contribuyó a convertir en leyendas: hemos visto a Naomi Campbell, Irina Shayk, Victoria Ceretti o Iván de Pineda desfilar codo con codo con Emily Ratajkowski, Jill Kortleve o Kendall Jenner.
En su moodboard podían encontrarse imágenes de archivo de Shalom Harlow o Linda Evangelista, que se suman a la inspiración que vertebra la propuesta, la colección de Atelier de 1995, que fue “esencial, sin demasiadas decoraciones”, ha evocado Donatella. Su intención ha sido reproducir ese savoir faire, pero fusionando por primera vez el ready-to-wear con estilismos de costura. De este modo, hemos visto conjuntos integrados por vaqueros anchos elevados gracias a corsés rígidos y guantes de piel, o faldas lápiz acompañadas por cazadoras vaqueras. El juego de texturas, del satén al cuero con efecto piel de cocodrilo o las lanas frías, es la clave estililística que propone Versace para sus total looks, que han evolucionado del sobrio negro a otras tonalidades más vivas como el fucsia, el coral, el azul aguamarina y tonos tierra como el camel.
Los volúmenes también son esenciales en la colección otoño invierno 2023-24 de Versace. En los primeros vestidos se han apreciado a través de líneas escultóricas a la altura de la cadera, pero han ido evolucionando a lo largo del desfile a registros más dramáticos en faldas incluso tipo polisón. También a la espalda, como proponía Prada en Milán hace unos días, o las mangas, como el minivestido negro con el que Kendall Jenner ha cerrado el desfile. Son diseños estampados llamados a la alfombra roja, uno de los terrenos naturales de la casa italiana. Desfilar en California es un gesto casi profético de lo que podremos ver el próximo domingo en los Oscar: no hay evento del cine en el que Versace no brille. Haber tenido a figuras como Miley Cyrus, Anne Hathaway, Demi Moore o Dua Lipa en el front-row del desfile ha sido una traca que ha correspondido al despliegue estelar que hemos visto sobre la pasarela.