Por Tim Cocks
JOHANNESBURGO, 26 ene (Reuters) - El caso de genocidio presentado por Sudáfrica contra Israel puede haber irritado a las capitales de sus principales socios comerciales de Occidente, pero ha reforzado la posición del país como defensor del oprimido Sur Global.
Es probable que esta apuesta dé sus frutos, gracias a la renovada rivalidad por los minerales de África y las diferencias entre Occidente, China y Rusia en las votaciones en la ONU, reforzadas por la guerra de Rusia contra Ucrania.
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) rechazó el viernes la petición de Israel de desestimar el caso y le pidió que impida que sus tropas cometan genocidio contra los palestinos, aunque no llegó a ordenar el cese del fuego exigido por Sudáfrica.
No se pronunció sobre el fondo de las acusaciones de genocidio, lo que podría llevar años.
"Fue razonablemente condenatorio", dijo Susan Booysen, Directora de Investigación del Instituto Mapungubwe de Reflexión Estratégica.
"Fue bastante inequívoco (...) al poner de relieve los abusos (...) así que creo que les da (a Sudáfrica) bastante estima como portavoz internacional de los derechos humanos", añadió.
Y aunque los aliados de Israel en Washington, Bruselas y Londres se quejen, no pueden permitirse alienar al peso pesado industrial y diplomático de África, sobre todo teniendo en cuenta que China, la principal superpotencia rival de Estados Unidos, corteja al continente con dinero, ferrocarriles y transferencias de tecnología.
"Si vas a empezar a castigar a Sudáfrica por acudir a la Corte Internacional de Justicia, tendrás que empezar a castigar a muchos otros países africanos (por apoyar a los palestinos)", declaró Steven Friedman, director del Centro Sudafricano para el Estudio de la Democracia.
"Si haces eso, entonces también podrías enviar a (el presidente chino) Xi Jinping una carta diciendo 'has ganado'".
Sudáfrica se proyecta como crítica de un orden mundial que considera que sirve principalmente a los intereses de Estados Unidos y sus países ricos aliados, que promueven normas internacionales que imponen a los rivales, pero a menudo no a los amigos y ni siquiera a sí mismos.
"El caso de la CIJ es otro indicio del importante lugar que Sudáfrica pretende ocupar como una de las principales voces del continente en los asuntos mundiales", dijo Chris Ogunmodede, analista y editor de World Politics Review.
Adoptar una postura firme en la guerra de Gaza -que ha desplazado a unos 1,9 millones de palestinos, ha matado al menos a 26.000, según las autoridades de Gaza, y ha provocado la indignación mundial- ha reforzado este objetivo.
Las autoridades sudafricanas suelen comparar su antigua lucha contra el dominio de la minoría blanca con la causa palestina, una comparación que Israel rechaza enérgicamente.
(Reporte de Tim Cocks; reporte adicional de Anait Miridzhanian en Johannesburgo; Editado en Español por Ricardo Figueroa)