Arabismo (lingüística)
En lingüística, un arabismo es un término que ha sido integrado al vocabulario de otro idioma desde el idioma árabe, bien sea el árabe clásico o alguno de sus dialectos, constituyendo un préstamo lingüístico. El idioma árabe se originó en la península de Arabia y, junto con la expansión del Islam entre los siglos VII y VIII, se difundió en tres continentes diferentes: África, Asia y Europa. Esta situación hizo que el árabe entrase en contacto con multitud de idiomas, dando lugar a numerosos arabismos en diversas lenguas. Entre las lenguas que han incorporado arabismos se incluyen:
- Lenguas indoeuropeas: como el español, el portugués, el italiano, el francés, el inglés, el griego y el urdu.
- Lenguas semíticas: como el hebreo moderno.
- Lenguas bereberes: habladas en el norte de África.
- Lenguas turcas: como el turco.
- Lenguas iranias: como el persa (farsi) y el kurdo.
- Lenguas indias: además del urdu, otras lenguas del subcontinente indio como el hindi.
- Lenguas eslavas: como el serbocroata.
Los arabismos pueden proceder originalmente de otras lenguas, como del persa medio (pelvi) o del arameo.
Arabismos en español
editarSegún Federico Corriente, se usan en el léxico español alrededor de 2 mil arabismos (sin contar topónimos).[1] En el español antiguo fueron muchísimos más. Un número tan elevado de estos préstamos se explica por la necesidad de nombrar objetos y tareas que los árabes introdujeron al conquistar la península ibérica durante tantos siglos, y por el prestigio que entonces tenía una cultura que aportaba avances y una identidad bien diferenciada. Inevitablemente, esto no sólo ha dejado poso en el castellano, sino también en el resto de lenguas peninsulares.[2]
Muchos términos provenientes del árabe han perdido, con el paso del tiempo, el artículo que formaba su primera sílaba (por ejemplo, jaqueca en vez de ajaqueca, noria en vez de anoria, tahona en vez de atahona, etc.), proceso lingüístico que se conoce como aféresis. Además, hay palabras cuyo proceso de aféresis no es total, y se puede encontrar su uso de las dos maneras: talvina o atalvina, azora o sura, aduar o duar.[3]
Clasificación morfológica
editarArabismos que adoptan el artículo original
editarMuchos arabismos españoles se reconocen típicamente por comenzar por «al-», por ser tomados a partir de la forma árabe con su artículo determinado original anexo, /al-/. Sin embargo también, en la forma árabe original, el sonido consonántico /-l-/ se omite duplicando la consonante posterior cuando sea de tipo solar, en cuyo caso el arabismo comienza por «a-» sin ir seguido de «-l-», con lo que ya no se detecta el origen árabe de forma tan evidente. Algunos ejemplos de ambos casos son:
- aceituna, del árabe hispánico /azzaytūn/ (procedente del árabe clásico /zaytūn/, y este del arameo /zaytuun/, un diminutivo de /zaytā/);
- adalid, del árabe hispánico /addalīl/ (procedente del árabe clásico /dalīl/);
- adive (chacal), del árabe hispánico /aḏḏīb/ (procedente del árabe clásico /ḏīb/);
- ajedrez, del árabe hispánico /aššaṭranǧ/ o /aššiṭranǧ/ (procedente del árabe clásico /šiṭranǧ/, este del pelvi /čatrang/ y este del sánscrito /čaturaṅga/, «de cuatro miembros»);
- alacena, del árabe hispánico /alẖazāna/ (procedente del árabe clásico /ẖizānah/);
- albacea, del árabe hispánico /(ṣāḥb) alwaṣīyya/;
- albahaca, del árabe hispánico /alḥabāqa/ (procedente del árabe clásico /ḥabaqah/);
- albañil, del árabe hispánico /albannī/ (procedente del árabe clásico /bannā/);
- albufera, del árabe hispánico /albuḥāyra/ (procedente del árabe clásico /buḥayrah/, diminutivo de /baḥr/ «mar»);
- albur (mújol), del árabe hispánico /albūri/ (procedente del árabe clásico /būrī/, y este del copto /bōre/);
- alcancía, del árabe hispánico /alkanzīyya/ (procedente del árabe clásico /kanz/, «tesoro», y este del pelvi /ganǰ/);
- alcanfor, del árabe hispánico /alkafūr/ (procedente del árabe clásico /kāfūr/, este del pelvi /kāpūr/, y este del sánscrito /karpūrā/);
- alcázar, del árabe hispánico /alqāṣr/ (procedente del árabe clásico /qāṣr/, «castillo» o «fortaleza», y este del latín castra, «campamento»);
- alcalde, del árabe hispánico /alqāḍi/ (procedente del árabe clásico /qāḍī/, «juez»);
- álgebra, del latín tardío /algĕbra/ (procedente del árabe clásico /alǧabru (walmuqābalah)/, «la reducción (y el cotejo)»);
- alguacil, del árabe hispánico /alwazīr/ (procedente del árabe clásico /wazīr/);
- almádena, del árabe hispánico /almāṭana/ (procedente del árabe clásico /mi‘dan/ y /árabe hispánico /patāna/, «trasto», «cacharro»);
- almazara, del árabe hispánico /alma‘ṣāra/ (procedente del árabe clásico /ma‘ṣarah/);
- almohada, del árabe hispánico /almuẖādda/ (procedente del árabe clásico /miẖaddah/);
- arroba, del árabe hispánico /arrūb‘/ (procedente del árabe clásico ربع, /rūb‘/, «cuarta parte»);
- arroz, del árabe hispánico /arrāwz/ (procedente del árabe clásico /ruz[z]/, y este del griego ὄρυζα);
- azafrán, del árabe hispánico /azza‘farān/ (procedente del árabe clásico /za‘farān/);
- azúcar, del árabe hispánico /assūkkar/ (procedente del árabe clásico /sukkar/, «azúcar», y este del griego σάκχαρι, y este del pahlavi /šakar/).
Arabismos sin rasgos identificativos tan evidentes
editarEn cambio, otros términos no presentan un patrón que descubra su origen, como en el caso de:
- asesino, del árabe clásico /ḥaššāšīn/ («adictos al cáñamo indio»);
- cifra y cero, del árabe hispánico /ṣifr/ (procedente del árabe clásico /ṣifr/, «vacío», por vía del italiano zero, y este del bajo latín zephy̆rum);
- gazpacho, quizá del árabe hispánico /gazpāču/ (procedente del griego γαζοφυλάκιον, «cepillo de la iglesia», por su variado contenido); [cita requerida]
- guitarra, del árabe /qīṯārah/ (procedente del arameo /qipārā/, del griego κιθάρα, «cítara»);
- limón, del árabe hispánico /la[y]mún/ (procedente del árabe clásico /laymūn/, este del persa /limu/, y este del sánscrito /nimbū/);
- medina, del árabe hispánico /madīna/ (procedente del árabe clásico /madīnah/, «ciudad»); y esta del arameo.
- naranja, del árabe hispánico /naranǧa/ (procedente del árabe clásico /nāranǧ/, «naranja agria», este del persa /nārang/, y este del sánscrito /nāraṅga/);
- ojalá, del árabe hispánico /in šā' allāh/, «si Dios quiere»;
- tarea, del árabe hispánico /ṭarīḥa/ (procedente del árabe clásico /ṭarīḥa/, «echar»);
- zanahoria, del árabe hispánico /safunnārya/ (procedente del griego σταφυλίνη ἀγρία, «zanahoria silvestre»).
Estudios lingüísticos
editarEl primer estudio de los arabismos en el idioma español fue Recopilación de algunos nombres arábigos, publicado en 1593 por Fray Diego de Guadix. Fue escrito en un contexto en el que se estaban publicando multitud de estudios etimológicos por toda Europa. En este libro, el autor desarrolla un método de investigación propio, lo que le permitió recopilar 4336 arabismos, de los cuales la mayoría son sin embargo topónimos (nombres de lugares).[4]
Ya en el siglo xix se da un renovado interés académico por la influencia árabe en España. Cabe destacar los estudios de los lingüistas franco-alemanes Reinhart Dozy y Wilhelm Engelmann.[5]
En la academia española, cabe destacar la aportación de Leopoldo Eguílaz.[6]
Arabismos en el catalán-valenciano
editarLos arabismos tienen mayor presencia en las variantes valencianas y baleáricas. Por ende, se pueden encontrar arabismos comunes a todos los catalanoparlantes (albercoc, alfals, festuc, cotó, sucre, taronja, etc.), o bien solo en la Comunidad Valenciana (alacrà, almoneda, etc.), o bien solo en Baleares (alimares, atzep, biduí, a betzef, cuscussó, etc.). En ese caso, las otras variantes suelen tener un geosinónimo equivalente pero de origen romance (trull / almàssera, clavegueró / albelló, userda / alfals; escorpí / alacrà, aglà / bellota, guix / algeps, préssec / albercoc, tàpera / caparra, etc.). También se da en el catalán-valenciano casos en los que ambos geosinónimos son arabismos, bien sea por que en cada región se adoptó un nombre diferente (por ejemplo, «alcachofa» se dice carxofa en Cataluña y alcanaria en Valencia) o bien porque se adoptaron en diferentes épocas (p. ej. «noria» se dice sínia o nora). La mayoría de arabismos comunes a todos los hablantes denominan productos u otros conceptos importados por los árabes. Según el filólogo Manuel Sanchis Guarner, el mozárabe sirvió de intermediario para introducir arabismos en el romance y viceversa.[7][8]
Arabismos en las lenguas italianas
editarLos arabismos en el italiano normativo y, especialmente, en los dialectos regionales del sur de Italia, son el resultado de la influencia árabe durante la dominación islámica en Sicilia (Emirato de Sicilia), así como partes de la península italiana, que tuvo lugar principalmente entre los siglos IX y XI. Los arabismos en las lenguas italianas se pueden encontrar en el vocabulario relacionado con la agricultura, la cocina y la arquitectura, entre otros. Algunos ejemplos:
- Idioma siciliano: zibibbo (acebibe, de زَّبِيبة zabība), giuggiulena (ajonjolí, de جُلْجُلِين ŷulŷulīn)
- Idioma calabrés: 'nzudda (dulce de miel y almendras), tammuru (tambor, de طَنْبُور ṭanbūr)
- Idioma napolitano: guastella (tipo de pan, del árabe ghastallā)
Arabismos en el portugués
editarLa mayoría de arabismos en el idioma portugués se dieron, al igual que otras lenguas romances, en el contexto de al-Ándalus. Algunos arabismos en el portugués son almofada, açúcar, azeitona, arroz, aldeia, azeite, azul, alface, algodão, jarro, safra, alfarroba, etcétera.
Toponimia en la península ibérica
editarMuchos topónimos (nombres de lugar) en España y Portugal son de origen árabe. Durante la época imperial, muchos de estos nombres fueron reusados para nombrar nuevas ciudades en América, como por ejemplo «Guadalajara». Aquellos nombres que comienzan por «Guad-», del árabe clásico واد, /wād/, «valle» o «río», como por ejemplo:
- Guadalajara, del árabe hispánico /wād alḥaŷara/, «valle de los castillos», «valle de las fortalezas» o «río de piedras»;
- Guadalquivir, del árabe hispánico /wad alkabīr/, «río grande»;
- Guadalete, del árabe /wād al-lete/ (procedente del árabe /wād/ y el griego Λήθη, «olvido»), «río del olvido»;
- Guadalhorce, del árabe /wād aljurs/, «río de los silenciosos» o «río de la guardia»;
- Guadalimar, del árabe /wād alahmar/, «río rojo»;
- Guadarrama, del árabe /wād arraml/, «río del arenal»;
- Guadiana, del árabe /wād/ y el latín ana («pato»), «río de patos».
Véase también
editar- Influencia del árabe en el español
- Lista de palabras inglesas de origen árabe (Wikipedia en inglés)
- Lista de palabras francesas de origen árabe (Wikipedia en inglés)
- Lista de palabras hebreas de origen árabe (Wikipedia en judeoespañol)
Otros préstamos o extranjerismos en el idioma español:
Notas
editarBibliografía
editarBuscadores de léxico:
- Real Academia Española, ed. (2014). Diccionario de la lengua española (23.ª edición). Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7. Consultable en línea aquí.
- Gual Camarena, Miguel (1968). Vocabulario de Comercio Medieval. Universidad de Murcia. Consultable en línea aquí.
Bibliografía clásica
editar- Diego de Guadix (1593). Recopilación de algunos nombres arábigos que los árabes pusieron a algunas ciudades y otras muchas cosas. Reedición de 2005: Bajo Pérez, Elena; Maíllo Salgado, Felipe, eds. (2005). Recopilación de algunos nombres arábigos que los árabes pusieron a algunas ciudades y a otras muchas cosas. Bibliotheca árabo-románica et islámica. Trea. ISBN 978-84-9704-211-6.
- Dozy, Reinhart; Engelmann, Willem Herman (1869). Glossaire des mots espagnols et portugais dérivés de l'arabe.
- Eguílaz y Yanguas, Leopoldo; Engelmann, Willem Herman (1886). Glosario etimológico de las palabras españolas (castellanas, catalanas, gallegas, mallorquinas, portuguesas, valencianas y bascongadas) de origen oriental (árabe, hebreo, malayo, persa y turco)..
Bibliografía moderna
editar- Coseriu, Eugenio (1961). «¿Arabismos o romanismos?». Nueva Revista de Filología Hispánica (NRFH) 15 (1/2): 4-22. ISSN 2448-6558. doi:10.24201/nrfh.v15i1/2.400. Consultado el 27 de mayo de 2023.
- Guevara Bazán, Rafael (1974). «Sobre un inadvertido arabismo en el habla vulgar de Lima». Thesaurus (Lima, Perú). tomo xxxix (2).
- Peñarroja Torrejón, Leopoldo (1990). El mozárabe de Valencia: nuevas cuestiones de fonología mozárabe. Gredos. ISBN 978-84-249-1418-9. Consultado el 27 de mayo de 2023.
- Pezzi, Elena (30 de diciembre de 1990). «Un posible étimo árabe para rufián». Revista de Filología Española 70 (3/4): 329-343. ISSN 1988-8538. doi:10.3989/rfe.1990.v70.i3/4.671. Consultado el 27 de mayo de 2023.
- Pezzi, Elena (1995). Arabismos: estudios etimológicos. Monografías Humanidades / Universidad de Almería. Univ. de Almería, Servicio de Publ. ISBN 978-84-8240-012-9.
- Corriente, Federico (1997). A dictionary of Andalusi Arabic. Handbuch der Orientalistik (en inglés). Brill. ISBN 978-90-04-09846-6. Consultado el 27 de julio de 2023.
- Maíllo Salgado, Felipe (1 de enero de 1998). Los arabismos del castellano en la Baja Edad Media. Universidad de Salamanca. ISBN 978-84-7481-993-9. Consultado el 27 de mayo de 2023.
- Carabaza Bravo, Julia María; Mohamed-Essawy, Aly Tawfik (1999). El saber en Al-Andalus: textos y estudios, II. Universidad de Sevilla, Fundación El Monte. ISBN 978-84-472-0497-7. Consultado el 18 de mayo de 2023.
- Corriente, Federico (2003). Diccionario de arabismos y voces afines en iberorromance. Biblioteca Románica Hispánica V, Diccionarios (2.ª edición). Gredos. ISBN 978-84-249-2396-9. Consultado el 27 de julio de 2023.
- Landgrave Ponce, Ana (2011). Arabismos en el Español. Editorial Académica Espanola. ISBN 978-3-8473-5260-0. Consultado el 27 de mayo de 2023.
- Sánchez González de Herrero, Mª Nieves; Vázquez de Benito, Mª Concepción (1 de marzo de 2017). «Léxico médico medieval y filología. La huella del árabe en los capítulos de ginecología y pediatría del tratado de Patología General». Cuadernos del Instituto Historia de la Lengua (10): 193-213. ISSN 2340-5260. doi:10.58576/cilengua.vi10.81. Consultado el 18 de mayo de 2023.
- Marouan, Sara (2021). «El árabe: lengua transmisora de otras culturas». Trabajo de Fin de Grado (Universidad Autónoma de Barcelona). Consultado el 18 de mayo de 2023.
Referencias
editar- ↑ Pita, Antonio (21 de mayo de 2018). «Que si quieres arroz, Catalina y otros arabismos en español». El País. ISSN 1134-6582. Archivado desde el original el 10 de diciembre de 2018. Consultado el 21 de agosto de 2024.
- ↑ Arabismos en el español cotidiano - Un estudio diacrónico de frecuencias por Ingemar Lindqvist
- ↑ Monlau, Pere Felip (1856). Diccionario etimológico de la lengua castellana, ensayo. Impr. y Estereotipia de M. Rivadeneyra. p. 59.
- ↑ Ruhstaller, Stefan (2012). «La Recopilación de algunos nombres arábigos de Diego de Guadix como temprano diccionario toponímico». Vox Romanica 71 (1): 163-196. ISSN 0042-899X. Consultado el 7 de mayo de 2022.
- ↑ Dozy y Engelmann, 1869.
- ↑ Eguílaz y Yanguas, 1886.
- ↑ Sanchis Guarner, Manuel (1950). Gramàtica valenciana. Torre. ISBN 978-84-122359-8-2.
- ↑ «Sanchis Guarner: Àrabs i mossàrabs». salvadorjafer.net (en catalán). Consultado el 30 de agosto de 2024.