Diferencia entre revisiones de «Madrid (Colombia)»
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El ilustre historiador falleció en Bogotá en 1973 a la edad de 78 años. Entre sus obras más notables destacan ''América en los Clásicos Españoles'' y ''Raíces lejanas de la Independencia'', textos que han dejado una impronta indeleble en el ámbito académico. Su erudición y su dedicación incansable al estudio del pasado y de la lengua han cimentado su legado como uno de los grandes intelectuales de su tiempo. |
El ilustre historiador falleció en Bogotá en 1973 a la edad de 78 años. Entre sus obras más notables destacan ''América en los Clásicos Españoles'' y ''Raíces lejanas de la Independencia'', textos que han dejado una impronta indeleble en el ámbito académico. Su erudición y su dedicación incansable al estudio del pasado y de la lengua han cimentado su legado como uno de los grandes intelectuales de su tiempo. |
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Miguel Aguilera, miembro de número de las prestigiosas [[Academia Colombiana de la Lengua]], [[Academia Colombiana de Historia]] y [[Academia Colombiana de Jurisprudencia]], así como del Instituto Colombiano de Cultura Hispánica. Nació en 1895 y falleció en 1973, a los 78 años de edad. Su existencia es un paradigma de devoción íntegra a los menesteres de la docencia, la investigación histórica y el análisis de los más intrincados aspectos de la lengua española. Respondió al llamado del expresidente [[Laureano Gómez]], con quien mantuvo una profunda amistad literaria y política, y se convirtió en uno de los eminentes fundadores del Instituto Colombiano de Cultura Hispánica. Entre sus obras destacadas se encuentran ''América en los Clásicos Españoles'' y ''Raíces Lejanas de la Independencia'', textos que reflejan su erudición y su capacidad para desentrañar las raíces históricas y culturales de nuestra identidad. |
Miguel Aguilera, miembro de número de las prestigiosas [[Academia Colombiana de la Lengua]], [[Academia Colombiana de Historia]] y [[Academia Colombiana de Jurisprudencia]], así como del Instituto Colombiano de Cultura Hispánica. Nació en 1895 y falleció en 1973, a los 78 años de edad. Su existencia es un paradigma de devoción íntegra a los menesteres de la docencia, la investigación histórica y el análisis de los más intrincados aspectos de la lengua española. Respondió al llamado del expresidente [[Laureano Gómez]], con quien mantuvo una profunda amistad literaria y política, y se convirtió en uno de los eminentes fundadores del Instituto Colombiano de Cultura Hispánica. Entre sus obras destacadas se encuentran ''América en los Clásicos Españoles'' y ''Raíces Lejanas de la Independencia'', textos que reflejan su erudición y su capacidad para desentrañar las raíces históricas y culturales de nuestra identidad.<ref>{{Cita web|url=https://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php/Miguel_Aguilera|título=Miguel Aguilera|fechaacceso=2024-07-18|fecha=2021-10-15|sitioweb=Enciclopedia {{!}} La Red Cultural del Banco de la República|idioma=es}}</ref> |
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== Defensa y seguridad == |
== Defensa y seguridad == |
Revisión del 01:21 18 jul 2024
Madrid | ||||
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Municipio | ||||
Parroquia San Francisco de Paula.
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Lema: Unidad - Progreso - Desarrollo | ||||
Himno: Himno de Madrid | ||||
Localización de Madrid en Colombia | ||||
Localización de Madrid en Cundinamarca | ||||
Coordenadas | 4°43′50″N 74°15′50″O / 4.7305555555556, -74.263888888889 | |||
Idioma oficial | Español | |||
Entidad | Municipio | |||
• País | Colombia | |||
• Departamento | Cundinamarca | |||
• Provincia | Sabana Occidente | |||
Alcalde de Madrid (Colombia) | Carlos Alberto Chávez Moya (2024-2027) | |||
• Partidos gobernantes | Coalición liderada por el Partido Liberal Colombiano | |||
Eventos históricos | ||||
• Fundación | 20 de noviembre de 1559[1] (Alonso Díaz) | |||
• Erección | 1834 (como Distrito municipal) | |||
Superficie | ||||
• Total | 120.5 km²[1] | |||
Altitud | ||||
• Media | 2554 m s. n. m. | |||
Población (2021) | ||||
• Total | 132,214 hab.[2] | |||
• Densidad | 927,72 hab./km² | |||
• Urbana | 132,214 hab. | |||
Gentilicio | Madrileño-a | |||
Huso horario | UTC -5 | |||
Código postal | 250030 | |||
Prefijo telefónico | 60+1 | |||
Matrícula | MADRID | |||
Patrono(a) | Virgen del Carmen de Madrid | |||
Sitio web oficial | ||||
Madrid, uno de los 116 municipios que componen el departamento de Cundinamarca en Colombia, se sitúa en la Provincia de Sabana Occidente. Este municipio alberga una población aproximada de 132.214 habitantes (DANE, 2021)[3], consolidándose como uno de los municipios más poblados de la región. Con una extensión territorial de 120.5 km², del área urbana de 7.5 km² y del área rural de 113 km², se localiza a una distancia de 29 km de Bogotá[3], integrándose de manera funcional y espacial en el Área Metropolitana de la capital colombiana.
El municipio, originariamente fundado en 1559 por Alonso Díaz bajo la denominación de La Serrezuela, adoptó su nombre actual de Madrid en el año 1875. En la contemporaneidad, se distingue por su significativo crecimiento residencial y su rica diversidad cultural, atributos que lo configuran como una ciudad dormitorio en el entramado metropolitano de Bogotá. Este fenómeno de expansión urbana y transformación socioespacial resalta la dinámica interacción entre los procesos de urbanización y la movilidad demográfica en el contexto de la capital colombiana.
Madrid ha sido testigo de la presencia y las contribuciones de numerosos personajes ilustres de la historia nacional. Entre ellos se destacan Pedro Fernández Madrid, prominente político; Rufino José Cuervo, renombrado filólogo; José María Vergara y Vergara, crítico literario; y Simón Bolívar, el Libertador. Además, Antonio Nariño, precursor de la independencia, y Jorge Miguel Lozano de Peralta, Marqués de San Jorge, también han dejado su huella en Madrid. En épocas más recientes, figuras como Alfonso López Pumarejo, presidente reformista, y Rafael Reyes, modernizador del país, se han vinculado con este municipio de alguna manera. Madrid se erige así como un importante crisol de la historia y la cultura colombiana.
En el municipio se destacan dos formaciones montañosas prominentes. El Cerro Tibaytatá, situado al sureste y limítrofe con la renombrada Hacienda Casablanca, se erige con altitudes que fluctúan entre los 2,550 y 2,750 metros sobre el nivel del mar, constituyendo una destacada característica geográfica regional. Al norte se extiende el Valle del Abra, menos reconocido pero igualmente significativo para el territorio. En este contexto se halla la Ruta Agroturística Zion, ofreciendo a los visitantes una experiencia educativa singular que les permite sumergirse en los procesos artesanales de producción alimentaria, desde el ordeño hasta la elaboración de productos finales. Estas elevaciones no solo albergan una biodiversidad única, sino que también se han convertido en destinos populares para actividades al aire libre, como el senderismo y el ciclismo de montaña.
Madrid ostenta una distinguida trayectoria en la aviación colombiana, al ser sede del Comando Aéreo de Mantenimiento y la Escuela de Suboficiales de la Fuerza Aérea Colombiana. Figuras prominentes como Justino Mariño y Andrés M. Díaz han dejado un legado perdurable en la comunidad. Asimismo, la visita de Charles Lindbergh ha dejado una huella indeleble en la identidad local, destacando la importancia histórica de Madrid en el panorama aeronáutico nacional.
Toponimia
El nombre de Madrid, asignado en honor y memoria de Pedro Fernández Madrid, se constituyó en reconocimiento a este destacado personaje nacido en La Habana, Cuba, quien residió sus últimos años en el municipio, entonces conocido como La Serrezuela. Tras su fallecimiento el 7 de febrero de 1875, la comunidad local solicitó formalmente a la Asamblea Departamental de Cundinamarca el cambio de denominación del municipio. Esta petición fue aprobada mediante la ley 14 del 17 de noviembre de 1875, perpetuando así el legado de Fernández Madrid en la toponimia de la región.
El nombre de Serrezuela fue restablecido en 1945, solo para ser modificado nuevamente a Madrid en 1946. Sin embargo, en 1973, la Asamblea Departamental reinstauró el nombre original en conformidad con la Ley 5 de 1920, que estipula la asignación de nombres indígenas, antiguos o históricos a los pueblos. El nombre actual, Madrid, fue oficialmente establecido por el decreto n.º 14 del 16 de noviembre de 1976. Según el historiador Roberto Velandia, el nombre de Fernández Madrid fue adoptado de manera fortuita, influenciado por la simpatía político-social que este personaje suscitaba.[4]
El topónimo Madrid se documenta por primera vez en la época andalusí como Maǧrīţ, evolucionando posteriormente a Magerit en el castellano antiguo. El origen de este nombre ha sido objeto de numerosas teorías a lo largo de la historia. La hipótesis más ampliamente aceptada en la actualidad es la del arabista Jaime Oliver Asín, quien sostiene que deriva del romance mozárabe Matrice, que significa arroyo matriz o madre.
Durante un extenso período, coexistieron estos dos topónimos, empleados por las comunidades musulmanas y cristianas que se asentaron en los cerros de la Almudena y las Vistillas en Madrid, España, separadas por un antiguo arroyo que hoy corresponde a la calle de Segovia. Ambas comunidades contribuyeron a la génesis de estos nombres. Esta teoría ha sido posteriormente desarrollada y enriquecida por los estudios de Joan Coromines y Federico Corriente Córdoba, quienes han aportado mayor profundidad al análisis etimológico e histórico del nombre de Madrid.
La denominación del municipio de Madrid, en Cundinamarca, ofrece una intrigante coincidencia etimológica que vincula, de manera fortuita, su toponimia con la de la capital española. El Madrid ibérico deriva su nombre del antiguo Arroyo de San Pedro que fluía por la calle de Segovia, mediante un proceso etimológico que involucra raíces andalusíes y mozárabes. En contraste, el Madrid andino, aunque su nombre honra a Pedro Fernández Madrid, es atravesado por el río Subachoque, lo que aporta una dimensión adicional a su etimología. Esta similitud no solo sugiere un paralelismo geográfico y cultural entre el arroyo español y el río cundinamarqués, sino que también enriquece el análisis de la influencia hidronímica en el caso español y oronímica en el caso colombiano en la designación de lugares. Este último aspecto es especialmente relevante considerando que el nombre colonial del municipio colombiano era La Serrezuela, término que denota una sierra pequeña, es decir, el cerro Tibaytatá.
Tal convergencia proporciona un terreno fértil para el estudio comparativo de la etimología y la historia, resaltando cómo las características geográficas locales moldean la identidad nominal de distintas regiones a lo largo del tiempo y el espacio. Esta interrelación etimológica y geográfica, aunque coincidencial, ofrece una perspectiva enriquecedora sobre la manera en que los elementos naturales influyen en la configuración y percepción de los lugares.
El gentilicio de los habitantes del municipio es madrileño y madrileña.
Historia
Época prehistórica y precolombina
En marzo de 2003, durante trabajos de obras civiles, se descubrió un yacimiento arqueológico en la Carrera 5 #2-41 del municipio de Madrid, actual conjunto residencial Camino Real. Los datos preliminares del reconocimiento del yacimiento indicaron que se trataba de un contexto ritual-funerario y de observación astronómica del período arqueológico Herrera, como lo sugería la cerámica característica hallada en el sitio.[5]
Existen similitudes notables en el patrón de enterramiento de un montículo funerario, excavado en la entrada del lote, con el sitio arqueológico de Aguazuque en el municipio de Soacha. Estas similitudes incluyen la posición de los esqueletos en decúbito lateral con los miembros flexionados, las características físicas como la dolicocefalia y el tipo de desgaste dental en algunos individuos. Sin embargo, el ajuar funerario compuesto por cerámica Herrera y del valle del río Magdalena, materiales líticos y restos animales, permite inferir que la primera ocupación corresponde al I milenio a. C.
Una segunda ocupación, también asociada a cerámica Herrera, refleja una sociedad donde la agricultura jugaba un papel más prominente y presentaba una mayor complejidad social, con poblaciones braquicéfalas, situándose aproximadamente en el I milenio d. C. Se erigió un complejo ritual y astronómico en respuesta a las tradiciones arraigadas del sitio. Este complejo incluía un canal que se extendía por más de 30 metros en dirección sur-norte, destacándose por su disposición dual: formas circulares en el lado este y estructuras cuadrangulares en el oeste.[5]
El curso fluvial que atraviesa la localidad es históricamente conocido por diversas denominaciones a lo largo del tiempo. En la lengua muisca, se le conocía como Chacha o Chinga, términos que pueden traducirse como dos veces varón. Posteriormente, recibió el nombre de Serrezuela, y finalmente, Subachoque. Este río, en el paraje denominado Balsillas, se une con el Bojacá, confluencia que da origen a la laguna de La Herrera. Desde allí, continúa su trayecto hasta desembocar en el río Bogotá, específicamente en el sitio de Canoas, en el municipio de Soacha.
En el año de 1594, se otorgaron tierras de resguardo a los indígenas de la región. No obstante, debido a la extinción de esta población, dichas tierras fueron subastadas en 1775. Este proceso de reasignación de tierras refleja los profundos cambios socioculturales y demográficos que marcaron la historia de la región, evidenciando el impacto de la colonización y la consecuente transformación de las estructuras socioeconómicas preexistentes.
Desde el inicio de su desecamiento, la laguna de La Herrera ha proporcionado una vasta gama de recursos de flora y fauna, beneficiando tanto a los recolectores-cazadores de la región como a los primeros agroalfareros. La diversidad de recursos - incluyendo aves, curí, peces, pequeños animales y crustáceos - que ofrecían la laguna y los ríos Subachoque y Bogotá, junto con los animales de monte, como el venado y otros, de los cerros circundantes, sugiere que durante milenios sus habitantes dependieron exitosamente de la caza, la recolección y la pesca.
A través de los análisis de suelos realizados en los diversos cortes arqueológicos, así como del contexto medioambiental evaluado en la sabana de Bogotá, se ha determinado que el sitio de excavación en el municipio de Madrid correspondía a un ambiente con características lacustres, definido por la presencia de la laguna de La Herrera y los múltiples humedales formados por la confluencia del río Subachoque, cuyas aguas históricamente desembocaron en la laguna, cubriendo así una porción significativa del sector occidental del altiplano. [5]
La magnitud de las masas de agua en la región se corrobora a través de los estudios pedológicos que indican la existencia de grandes cuerpos de agua desde tiempos remotos. Estos represamientos no obstaculizaron el desarrollo de la actividad humana en sus márgenes. Los perfiles de suelo revelan evidencias ocupacionales en las orillas de la laguna, donde los primeros habitantes erigieron sus viviendas en complejos palafíticos.
Asimismo, se aprecian épocas de sequía del lago, posiblemente ocurridas durante el primer milenio a.C. Estas épocas de aridez están documentadas mediante la presencia de fogones situados debajo de las capas de arcillas blancas que conforman el lecho del lago. Esta evidencia subraya la adaptabilidad y la resiliencia de las primeras comunidades humanas frente a las variaciones climáticas y ambientales del altiplano cundiboyacense.
Época hispánica
La llegada de los españoles a la Sabana de Bogotá significó el encuentro con un asentamiento muisca denominado Tibaytatá, cuyo nombre significa Labranza del capitán que está a mano, bajo la autoridad del cacique Sagasuca, que aunque no formaba parte de una unidad administrativa particular (zybyn), sí estaba sujeto al control y la autoridad del Zipa de Muyqyta, cuya sede se ubicaba en el actual municipio de Funza. Este asentamiento fue rebautizado por los conquistadores como el Pueblo de Indios de Sagasuca. El 20 de noviembre de 1559, Alonso Díaz, primer encomendero y rodelero de la tropa de Gonzalo Jiménez de Quesada, fundó allí el municipio con el nombre de La Serrezuela, aludiendo al Cerro Tibaytatá, la pequeña sierra que caracteriza la topografía de esta región. Durante el periodo colonial, se establecieron en la zona varias familias españolas, las cuales instauraron encomiendas. Sin embargo, la historiografía no registra acontecimientos de relevancia durante esta fase en La Serrezuela. Su ubicación estratégica en la ruta que conectaba la antigua Santafé de Bogotá con Honda hizo que fuera un punto de tránsito para altos funcionarios de la Real Audiencia, el Arzobispo Metropolitano y los virreyes, quienes ocasionalmente pernoctaban en el lugar.
Según el historiador Miguel Aguilera, en el año 1639, en el asentamiento correspondiente a la actual localidad de Madrid, se hallaba un cacique denominado Don Juan, perteneciente al linaje de Tibaytatá. En dicha época, la composición demográfica de la población era notablemente heterogénea, integrada por españoles, indígenas, criollos y mulatos. Esta diversidad étnica y social refleja las dinámicas complejas de interacción y mestizaje características del periodo colonial, marcadas por jerarquías y relaciones de poder profundamente entrelazadas con la estructura socioeconómica imperante.[4]
La Real Cédula del 3 de agosto de 1774, que abordaba la reorganización de los pueblos de indios y corregimientos, junto con las resoluciones emanadas de la junta de tribunales en 1775, impulsaron al fiscal Francisco Antonio Moreno y Escandón a dictaminar la extinción del pueblo de La Serrezuela. Esta decisión fue fundamentada en la constatación de la extrema pobreza y la escasa densidad poblacional que caracterizaban a dicho asentamiento. Este acto administrativo refleja las políticas coloniales de racionalización y consolidación territorial, orientadas a optimizar la administración y el control de los recursos humanos y económicos en la Nueva Granada.
El Puente de los Españoles constituye una destacada obra de ingeniería civil erigida durante la época colonial, específicamente en el año 1789, bajo la dirección del militar, mariscal de campo de Artillería e ingeniero militar italiano Domingo Esquiaqui y García (Nápoles, Italia, 1737 – Cartagena de Indias, Colombia, 1820). Situado sobre el río Subachoque, este puente sigue en funcionamiento y actualmente soporta el tránsito vehicular. Se le considera no solo la estructura más antigua del municipio, sino también una de las más longevas del departamento de Cundinamarca. En el contexto de su construcción en 1789, se estima que la población del asentamiento constaba de aproximadamente 70 vecinos y un número similar de indígenas, reflejando la composición demográfica y las dinámicas socioeconómicas de la época.[4]
Haciendas ilustres
Durante los periodos hispánico y republicano, diversas familias distinguidas poseían notables haciendas que no solo reflejaban su estatus social y económico, sino que también desempeñaban un papel significativo en la configuración del paisaje agrario y cultural de la región. Muchas de estas propiedades fueron adquiridas por prominentes figuras históricas o elegidas como lugares de pernocta por visitantes ilustres, debido a su importancia estratégica y arquitectónica. Entre las haciendas más destacadas de estas épocas, cabe mencionar:
El Boyero: Esta propiedad estuvo en manos de Rufino Cuervo, y posteriormente fue heredada por su hijo, Rufino José Cuervo, un distinguido erudito colombiano de notable relevancia en los campos de la lingüística y la filología. En un acto de filantropía, Rufino José Cuervo destinó la propiedad a fines de beneficencia pública al donarla generosamente, reflejando su compromiso con el bienestar social y cultural de la comunidad.[4]
Casablanca: Propiedad de José María Vergara y Vergara, destacado escritor y crítico literario, en cuya hacienda escribió parte de su obra Historia de la literatura en la Nueva Granada (1867) y posiblemente Olivos y aceitunos todos son unos (1868). La hacienda había sido heredada de su abuelo materno, Antonio de Vergara Azcárate y Dávila, encomendero del Pueblo de Indios de La Serrezuela en 1650. Este lugar también es célebre por haber hospedado al libertador Simón Bolívar, como lo atestigua una placa conmemorativa en una de sus habitaciones. Posteriormente, la hacienda pasó a ser propiedad de José María Sierra, conocido popularmente como Pepe Sierra, un campesino que llegó a ser el hombre más acaudalado de Colombia.[4]
Casa de Santa Inés: Ubicada a lo largo de la carretera de Occidente, esta propiedad albergó las oficinas de antiguas compañías de aviación comercial, tales como Transportes Aéreos Centroamericanos (actualmente Avianca), Vías Aéreas de Colombia y la Agencia Interamericana de Aviación. La presencia de estas empresas destaca la relevancia histórica de la casa en el desarrollo del transporte aéreo en la región.
La Estancia: Este emplazamiento fue testigo de la presencia de Antonio Nariño, quien no solo pernoctó allí, sino que también resguardó parte de sus escritos, entre los que se incluye la traducción de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Este hecho ocurrió en un periodo de intensa persecución debido a su implicación en conspiraciones contra el gobierno español en 1792. En el siglo XX, la propiedad cambió de manos, pasando a ser propiedad de la familia Serrano Escallón.[4]
La Hélida: Esta residencia fue hogar de Jorge Miguel Lozano de Peralta, Marqués de San Jorge, y padre de Jorge Tadeo Lozano. La presencia de tan ilustre figura realza la importancia histórica de la propiedad en el contexto de la nobleza y la política colonial.[4]
San Marino: La génesis de esta hacienda se sitúa en los albores del siglo XIX. Su denominación evoca al diminuto estado de San Marino, y su atribución corresponde a las hermanas Alcira y Lucila Blanco. Estas damas, habiendo sobrevivido a los horrores de la Segunda Guerra Mundial, optaron por emigrar de Europa y establecerse en Madrid. Su cercanía con el presidente Alfonso López Pumarejo, quien era un visitante asiduo de la hacienda, es destacable. Asimismo, la región recibía regularmente la presencia del ilustre Rafael Reyes, añadiendo un aura de distinción y relevancia histórica al lugar.
Época republicana
Siglo XIX
Durante la era republicana, Madrid se convirtió en escenario de numerosos enfrentamientos entre las fuerzas revolucionarias que se alzaban en pos de sus ideales libertarios. En el año 1831, José Hilario López, destacado militar y futuro presidente de la República de la Nueva Granada entre 1849 y 1853, decidió establecer su cuartel general en La Serrezuela. Esta estratégica decisión obedeció a la necesidad de evadir un atentado orquestado en su contra por sus adversarios políticos, quienes buscaban truncar su liderazgo.
Décadas después, en 1881, Madrid se convirtió nuevamente en el epicentro de significativos tumultos políticos, siendo testigo de la insurrección encabezada por el general y futuro presidente Tomás Cipriano de Mosquera. Posteriormente, en 1894, el municipio se erigió como escenario de una revuelta dirigida contra el dictador José María Melo, quien había usurpado el poder presidencial de facto en la República de la Nueva Granada durante la guerra civil colombiana de 1854. Este periodo de agitación refleja las profundas fracturas y la constante lucha por el poder que caracterizaron a la política granadina en el siglo XIX, marcando una era de intensa confrontación y transformación sociopolítica.[4]
A finales del siglo XIX, Rufino Gutiérrez, quien había desempeñado el rol de visitador oficial durante los años 1887 y 1888, publicó una obra titulada Monografías. En este libro, Gutiérrez ofrece una detallada descripción del estado de Madrid y otros pueblos, así como de sus instituciones públicas. De acuerdo con su relato, la situación era deplorable y caracterizada por una profunda pobreza. En ese entonces, Madrid contaba con dos escuelas públicas, una destinada a varones y otra a mujeres, además de una escuela mixta de carácter privado. Asimismo, existían un matadero público, una oficina de telegrafía y una oficina de recaudación de impuestos. Estas observaciones no solo reflejan las carencias materiales de la época, sino también una incipiente estructura administrativa y educativa que intentaba consolidarse en medio de condiciones adversas.[4]
Rufino Gutiérrez, en su detallada crónica, describió la organización urbanística de Madrid a finales del siglo XIX, señalando que la localidad se estructuraba en 11 manzanas y 9 calles, con un total de 70 casas. De estas, 22 eran construcciones de tejas de barro, acompañadas de solares y cercados. Entre los edificios públicos de relevancia, Gutiérrez destacó la iglesia, la casa consistorial, la casa cural, las dos escuelas, el cementerio y la estación de ferrocarril. Esta última, un hito de infraestructura, fue edificada bajo la administración del gobernador Daniel Aldana en 1882, simbolizando un avance significativo en la conectividad y modernización del pueblo.[4]
En el mismo periodo, se establecieron dos industrias de significativa relevancia: el molino de trigo de Julián Escallón y la cervecería del general Antonio Basilio Cuervo. De acuerdo con Gutiérrez, el molino de trigo, impulsado por las aguas del río Subachoque, no solo se dedicaba a la molienda de trigo, sino que también fabricaba carros y maquinaria especializada para prensar pasto, diversificando así su producción y contribuyendo al desarrollo agrícola e industrial de la región.
La cervecería de Antonio Basilio Cuervo desempeñaba un papel crucial en la economía local y regional, abasteciendo de cerveza a gran parte de la Sabana, incluyendo localidades como La Mesa, Villeta, Guaduas y Honda. Esta expansión del mercado de la cervecería evidencia una sofisticada red de distribución y un creciente consumo de productos industriales en la región.[4]
Según Rufino Gutiérrez, la sociedad de la época se encontraba estratificada en tres grupos sociales claramente diferenciados. En primer lugar, los grandes capitalistas, quienes, según el autor, mostraban una notable indiferencia hacia el progreso tanto moral como material de la comunidad. Esta élite económica, al centrarse en la acumulación del capital, parecía desentenderse de las responsabilidades sociales y del bienestar colectivo.[4]
En contraste, los propietarios menores constituían una clase caracterizada por un sentimiento de envidia hacia las comodidades y privilegios de los grandes hacendados, al tiempo que manifestaban desprecio hacia aquellos situados en un estatus socioeconómico inferior. Esta actitud refleja las tensiones y rivalidades internas que dificultaban la cohesión social y la movilidad entre clases.
Por último, Gutiérrez describe a los indígenas como carentes de un espíritu de unidad comunitaria, un factor que, según él, los mantenía al margen de las dinámicas sociales y del desarrollo económico. Esta observación, aunque influenciada por los prejuicios de la época, pone de manifiesto las profundas divisiones y desigualdades que permeaban la estructura social, y subraya la marginalización sistemática de las poblaciones indígenas en el contexto de la modernización y el progreso.[4]
La descripción de Gutiérrez, al desentrañar estas complejas relaciones sociales, ofrece una visión crítica y multifacética de la sociedad decimonónica, revelando cómo las dinámicas de poder y las jerarquías económicas moldeaban la vida comunitaria y perpetuaban las disparidades socioeconómicas. Esta estructura social estratificada no solo reflejaba las desigualdades inherentes del periodo, sino que también condicionaba las posibilidades de progreso y desarrollo integral de la comunidad.
Pedro Fernández Madrid
Durante estos años, Pedro Fernández Madrid (13 de diciembre de 1817, La Habana, Cuba - 8 de febrero de 1875, Madrid, Cundinamarca) residió en La Serrezuela. Su nacimiento se produjo en un contexto histórico significativo, pues su padre, el ilustre prócer de la independencia, José Fernández Madrid, se encontraba en el exilio en Cuba debido a su fervorosa lucha por la emancipación de la Nueva Granada. Pedro, habiendo comenzado su formación académica en tierras cubanas en 1825, completó su educación primaria antes de retornar con su familia a Cartagena, consolidando así una trayectoria vital marcada por el desplazamiento forzado y la resiliencia ante la adversidad política y social de su época.[4]
En 1826, acompañó a su padre en su periplo diplomático a Francia, donde este último fue designado como agente confidencial. Posteriormente, se trasladaron a Londres, donde José Fernández Madrid asumió el prestigioso cargo de ministro plenipotenciario. En la capital británica, Pedro recibió una educación de alta calidad bajo la tutela del eminente intelectual Andrés Bello, quien desempeñaba el rol de secretario de la Legación colombiana en Londres. La influencia de Bello, un erudito de renombre, fue decisiva en la formación intelectual de Pedro. Tras el fallecimiento de su padre en 1830, prosiguió su educación superior, ingresando en el Colegio Mayor del Rosario. En 1838, culminó sus estudios con el grado de Doctor en Derecho, consolidando así una sólida formación académica que le permitiría contribuir significativamente al panorama jurídico y político de su tiempo.[4]
Ya como estudiante, había iniciado su carrera literaria en 1837 con un artículo que defendía la memoria y las acciones de su padre, artículo que fue publicado por el general Francisco de Paula Santander, una figura clave en la historia republicana de Colombia. En 1842, consolidó su reputación intelectual con la publicación de su obra Opúsculo sobre la Instrucción Pública, un tratado que reflejaba su profundo interés por la educación y el progreso social.
En 1843, ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores, donde desempeñó un papel fundamental en la definición de las fronteras nacionales y en las delicadas relaciones diplomáticas con la Santa Sede, demostrando su habilidad en la diplomacia y su conocimiento del derecho internacional. Su carrera política continuó su ascenso cuando, de 1852 a 1860, se desempeñó como congresista, alcanzando la presidencia del Congreso en 1857. Su liderazgo se extendió a la presidencia del Estado Soberano de Boyacá, donde implementó políticas clave para el desarrollo regional.[4]
Además, su erudición y contribuciones históricas le valieron un lugar como miembro elegido de la Academia Colombiana de Historia, una institución dedicada a la preservación y estudio del legado histórico de la nación. En cada una de estas facetas, Pedro Fernández Madrid demostró una dedicación inquebrantable al servicio público y a la promoción del conocimiento, consolidándose como una figura de relevancia en la historia colombiana.
Debido a problemas de salud, se vio obligado a abandonar la política en 1864, retirándose a La Serrezuela junto con su esposa, Vicenta Martínez de Madrid. En este retiro, la pareja había adquirido una casona destinada al descanso y la reflexión. Durante su estancia en La Serrezuela, Pedro redactó numerosas epístolas dirigidas a eminentes personalidades de la época, como Miguel Antonio Caro, José María Vergara y Vergara, y José María Quijano, demostrando su continua participación en los debates intelectuales y culturales del momento.
El matrimonio tuvo cuatro hijos: Rosalía, Alejandrina, Pedro Vicente y Camilo. Trágicamente, se dice que una de sus hijas perdió la vida ahogada en lo que posteriormente se conoció como el ahora inexistente Parque de las Ballenitas, un evento que sumió a la familia en un profundo pesar.[4]
En sus últimos años, Pedro vivió en compañía de su esposa y su ama de llaves, Tránsito Ospina. En un acto de heroísmo y lealtad, Tránsito sacrificó su vida intentando salvar a Vicenta de ahogarse en el río Subachoque. Desafortunadamente, ambas perecieron en el trágico incidente, marcando un triste final a la vida familiar de Pedro.[4] Falleció el 8 de febrero de 1875, en lo que hasta ese año se conocería como La Serrezuela.
Pedro Fernández Madrid es recordado como un eminente político, escritor y educador, cuyo legado perdura en la memoria colectiva. Sus restos descansan en el cementerio municipal de Madrid, junto a los de su esposa, Vicenta, y su fiel ama de llaves, Tránsito Ospina. La comunidad de La Serrezuela, profundamente honrada por el aprecio y dedicación que Pedro manifestó hacia el municipio, decidió rendirle un homenaje póstumo. Así, a través de la ley n.º 14 del 17 de noviembre de 1875, el municipio adoptó el nombre de Madrid en su honor, perpetuando su memoria y su influencia en la historia regional y nacional. Esta acción legislativa refleja el profundo respeto y la admiración que sus contemporáneos y las generaciones posteriores sintieron por su figura, consolidando su estatus como un pilar fundamental en el desarrollo histórico y cultural de la nación.
Siglo XX
El empresario antioqueño y magnate José María Sierra, conocido coloquialmente como Pepe Sierra (1848-1921), adquirió la renombrada Hacienda Casablanca en el año 1900. Este destacado personaje, uno de los individuos más acaudalados de Colombia durante su época, residió allí junto a su esposa, Zoraida Cadavid de Sierra, y sus trece hijos. Tras el fallecimiento de Zoraida en París en 1921, su testamento estipuló que una séptima parte de su vasta fortuna se destinara a la creación de un hogar para niñas pobres en Colombia, lo que propició la fundación del Asilo Zoraida Cadavid de Sierra.[6]
Inicialmente, esta institución benéfica se estableció en la Plaza España de Bogotá. Sin embargo, en 1945, María Sierra, hija de José María y Zoraida, decidió trasladar la entidad a Madrid. Con la colaboración de su hijo, Guillermo Gómez Sierra, transformaron el asilo en el actual Colegio Instituto Zoraida Cadavid de Sierra. Para materializar este proyecto, María Sierra adquirió una antigua casona que había pertenecido al expresidente Rafael Reyes. Esta propiedad, que posteriormente fue demolida, dio paso a la construcción del moderno edificio del colegio.[6]
El presidente Rafael Reyes Prieto habitó en Madrid durante su mandato presidencial, que se extendió de 1904 a 1909. Reyes, el primer mandatario en gobernar por más de cuatro años bajo la égida de la Constitución de 1886, finalmente abdicó de su cargo a causa de las convulsiones sociales y las vehementes presiones políticas ejercidas por una oposición intransigente.[6]
A comienzos del siglo XX, Pedro Aquilino López y su esposa, Rosario Pumarejo, alquilaron una antigua residencia en los alrededores del Parque Pedro Fernández Madrid para descansar durante unos meses en su travesía desde Honda hasta Bogotá. En este entorno, uno de sus hijos, el futuro presidente de la república, Alfonso López Pumarejo, también residió temporalmente con ellos. Para conmemorar este significativo acontecimiento histórico, se erigió un busto fundido por el afamado escultor Rodrigo Arenas Betancourt en el parque ubicado a orillas del río Subachoque. No obstante, lamentablemente, dicho busto fue robado y en su lugar solo permanece una piedra sin relevancia alguna.[6]
En 1973, a instancias de la alcaldesa Marina Camacho de Samper, la Asamblea Departamental accedió a restituirle a la localidad su nombre original de Serrezuela, en cumplimiento de la Ley 5 de 1920, la cual estipula la utilización de nombres indígenas, antiguos o históricos para las poblaciones. Sin embargo, mediante el decreto n.º 14 del 16 de noviembre de 1976, se procedió a revertir esta denominación, devolviendo al pueblo su nombre de Madrid.[6]
Lindbergh en Madrid
Por mandato del gobierno de los Estados Unidos, Charles Lindbergh emprendió una gira por varios países de América Latina, incluyendo Colombia. El 26 de enero de 1928, llegó a Cartagena tras bordear la costa de Colón, Panamá, a bordo de su célebre aeronave, el Spirit of St. Louis (El Espíritu de San Luis). A su llegada, fue recibido con una salva de cañonazos en Bocagrande. Al día siguiente, Lindbergh despegó en vuelo directo hacia Bogotá.[7]
No obstante, el Spirit of St. Louis no aterrizó en Bogotá. En su lugar, realizó un sobrevuelo a lo largo de la emblemática Carrera Séptima, escoltado por dos ilustres pioneros de la aviación colombiana: el Capitán Buenaventura Caicedo y el distinguido aviador Teniente Camilo Daza Álvarez, quienes pilotaban los imponentes aviones Wild. Lindbergh ejecutó una serie de maniobras aéreas, culminando con un espectacular descenso entre los cerros de Monserrate y Guadalupe. Posteriormente, dirigió su aeronave hacia el aeródromo de Madrid, en Cundinamarca, específicamente a la Escuela de Pilotaje y Observación, hoy en día conocida como el Comando Aéreo de Mantenimiento (CAMAN). En este lugar, más de 10,000 personas aguardaban ansiosas la llegada del Lone Eagle.[7]
Cuando Charles Lindbergh se disponía a aterrizar, una multitud se congregó para presenciar su llegada, lo que obligó al Teniente Camilo Daza a efectuar pasadas rasantes con el fin de despejar la pista. Este audaz y temerario acto, si bien pasó desapercibido para el público general, provocó una admiración indescriptible entre los espectadores conocedores, generando vítores y aplausos tanto para Lindbergh como para Daza. Este emocionante episodio fue destacado en los titulares de la prensa estadounidense, subrayando la valentía y destreza de los aviadores involucrados.[7]
En ese momento, la Escuela de Pilotaje y Observación brindó honores militares a Charles Lindbergh, y en su presencia se develó una placa de mármol conmemorativa, marcando este acontecimiento como un hito histórico para el país. El renombrado aviador recibió numerosos homenajes, entre ellos una fastuosa recepción en el Jockey Club y la distinción de la Orden de Boyacá, otorgada por el Presidente Miguel Abadía Méndez. Además, se le entregaron el pabellón nacional y una esmeralda, símbolos de reconocimiento y gratitud por su destacada contribución a la aviación y el fortalecimiento de los lazos entre Estados Unidos y Colombia.[7]
Con el propósito de realizar una exhaustiva inspección y un adecuado aprovisionamiento de su aeronave, Charles Lindbergh optó por regresar al aeródromo de Madrid. Durante su estancia, aprovechó la oportunidad para interactuar y compartir conocimientos con los oficiales y empleados de la Escuela de Aviación, y fue incluso invitado a pilotar uno de los biplanos Wild. Tras dos días repletos de homenajes, entrevistas, discursos, poesías y composiciones musicales en su honor, Lindbergh retomó su vuelo con destino a Caracas el 29 de enero de 1928.[7]
La visita de este eminente pionero de la aviación a Colombia constituyó un hito de gran relevancia en la historia de la aviación nacional. Como testimonio de esta trascendencia, cada año, el 27 de enero, se le rinde homenaje en el país. En el año 2012, la ceremonia conmemorativa fue presidida por el Brigadier General Gonzalo Cárdenas Mahecha, Comandante de CAMAN, y contó con la participación del Coronel Hans Palaboro, Jefe de la Misión Aérea de Estados Unidos, así como de familiares del Teniente Camilo Daza. Durante esta solemne ceremonia, se evocó aquella época de esplendor nacional, se ofreció una ofrenda floral en su nombre y se entregó un modelo a escala de un avión al señor Camilo Daza Gómez, nieto del Teniente Daza.[7]
La memoria de Lindbergh y su contribución al desarrollo de la aviación perduran como un símbolo de innovación y colaboración internacional, perpetuando el legado de una época dorada en la historia aeronáutica de Colombia.
Siglo XXI
En marzo de 2003, en el transcurso de obras civiles, se descubrió un yacimiento arqueológico en la Carrera 5 #2-41 del municipio, en lo que hoy es el conjunto residencial Camino Real. Los datos preliminares derivados del reconocimiento del yacimiento indicaron que se trataba de un contexto ritual-funerario y de observación astronómica perteneciente al período arqueológico Herrera, como lo sugerían las características cerámicas halladas en el sitio.
El 7 de julio de 2008, un avión Boeing 747-209BSF, con matrícula N714CK, se precipitó en la Hacienda Casablanca, en Madrid, poco después de su despegue. Esta aeronave, que operaba como vuelo 164 de Centurion Air Cargo, se encontraba en plena ruta de transporte de carga entre el Aeropuerto Internacional El Dorado, en Bogotá, y el Aeropuerto Internacional de Miami. El avión transportaba flores y contaba con una tripulación de ocho miembros.
Durante el vuelo, la aeronave sufrió una pérdida catastrófica de dos motores, resultando en la pérdida total de control del aparato. Pese a los esfuerzos heroicos de la tripulación por ejecutar un aterrizaje de emergencia, el avión se estrelló en la Hacienda Casablanca. Este trágico incidente cobró la vida de dos personas y dejó a varias más heridas. Los servicios de rescate acudieron con prontitud al lugar del accidente para evacuar a los supervivientes. La aeronave se desintegró al impactar, exacerbando la magnitud de la tragedia.
Durante las protestas en Colombia de 2019-2020 y 2021, Madrid emergió como una ciudad crucial en el desarrollo de los eventos sociopolíticos. La ciudadanía se congregó en multitudinarias marchas a lo largo de diversos barrios, organizando manifestaciones emblemáticas como la marcha del silencio con antorchas y parones culturales frente a la alcaldía. La urbe fue asimismo escenario de una variedad de actividades, incluyendo la distribución de panfletos, plantones en la glorieta de la vía Madrid-Facatativá, y marchas extendidas hasta Puente Grande en Fontibón y el Puente de Siberia en Funza. La dimensión cultural de las protestas se manifestó en expresiones artísticas como murales y teatro callejero, convirtiendo a Madrid en un foco de atención tanto en redes sociales como Facebook y Twitter (ahora X), como en medios de comunicación de alcance internacional, como la agencia AFP.
Geografía
Madrid es un municipio situado en la Sabana de Bogotá, en el altiplano cundiboyacense, una planicie que se encuentra a una altura promedio de 2.630 metros sobre el nivel del mar. Además, su relieve montañoso alcanza entre 2.400 y 3.250 metros sobre el nivel del mar, lo que la convierte en la megalópolis más alta del mundo. Con una área total de 120,5 kilómetros cuadrados y una área urbana de 7,5 kilómetros cuadrados, Madrid cuenta con una geografía única e impactante.
El Cerro Tibaytatá es una parte importante de la geografía de Madrid, con una altura que varía entre 2.550 y 2.750 metros sobre el nivel del mar. Este cerro es un refugio para una gran biodiversidad de aves, insectos y plantas, y se encuentra al sureste del municipio. Al norte de Madrid se encuentra el Valle del Abra, otra zona montañosa que también es parte de su geografía.
El municipio de Madrid alberga diversos ecosistemas estratégicos, entre los cuales destacan el Humedal Laguna de la Herrera, el Complejo de Humedales Potrero Grande, el Humedal Los Árboles y el Humedal Puente Piedra. Estos espacios naturales desempeñan un papel crucial en la mejora de la calidad de vida de la población local, fomentando el progreso social y económico, así como la sostenibilidad ambiental.[3]
El río Subachoque (afluente del Bogotá) atraviesa Madrid, y desde hace varias décadas ha tenido un alto nivel de contaminación.
El municipio es considerado como parte del Área metropolitana de Bogotá desde el censo nacional de la DANE en 2005. Con su geografía montañosa y su cercanía a la Sabana de Bogotá, Madrid es un lugar único en Colombia, y su belleza natural y su historia cultural merecen ser exploradas y apreciadas.
Clima
El municipio presenta un clima templado isotérmico Csb, según la clasificación climática de Köppen. Debido a su altitud, Madrid tiene un clima de montaña, y por su baja latitud posee una mínima oscilación térmica durante el trascurso del año. Las temperaturas generalmente oscilan entre los 7 °C a 20 °C,[8] y una temperatura media de 14 °C.[9]
Parámetros climáticos promedio de Madrid | |||||||||||||
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Mes | Ene. | Feb. | Mar. | Abr. | May. | Jun. | Jul. | Ago. | Sep. | Oct. | Nov. | Dic. | Anual |
Temp. máx. media (°C) | 18.3 | 19.3 | 18.7 | 18.7 | 18.6 | 18.4 | 18.4 | 18.4 | 18.6 | 18.2 | 18.4 | 18.7 | 18.6 |
Temp. media (°C) | 13.5 | 13.6 | 13.8 | 14.0 | 14.1 | 13.9 | 13.8 | 13.8 | 13.8 | 13.8 | 13.8 | 13.6 | 13.8 |
Temp. mín. media (°C) | 5.3 | 5.4 | 6.7 | 7.7 | 7.7 | 7.0 | 6.4 | 6.4 | 6.1 | 6.8 | 7.0 | 5.3 | 6.5 |
Precipitación total (mm) | 14 | 29 | 41 | 73 | 72 | 49 | 38 | 36 | 42 | 74 | 64 | 30 | 562 |
Días de precipitaciones (≥ 1 mm) | 6 | 9 | 12 | 15 | 17 | 14 | 13 | 12 | 12 | 16 | 14 | 8 | 148 |
Horas de sol | 189 | 156 | 139 | 111 | 111 | 120 | 112 | 136 | 135 | 130 | 126 | 167 | 1632 |
Humedad relativa (%) | 79 | 80 | 81 | 82 | 82 | 81 | 80 | 79 | 80 | 82 | 82 | 81 | 80.8 |
Fuente: Instituto de Hidrología, Meteorología e Investigaciones Ambientales (IDEAM)[10] |
Límites Municipales
Noroeste: El Rosal | Norte: Subachoque | Nordeste: Tenjo |
Oeste: Facatativá | Este: Funza | |
Suroeste: Facatativá | Sur: Bojacá | Sureste: Mosquera |
División Administrativa
Su Cabecera municipal se encuentra dividido en los barrios: Alcaparro, Amparito, Centro, Barranquillita, San Pedro, Bolonia, Casas Grises, Cerezos I y II, El Cortijo, El Molino, San Pablo, El Rinconcito, Sosiego, El Triunfo, El Escallón, Gabriel Echavarría, Hermandades del Trabajo, Hacienda Casablanca, Ciudadela La Prosperidad, Hacienda Madrid, Hacienda Los Sauces, Kennedy, La Española, La Esperanza, La Huerta, La Magnolia, La Trinidad, La Virgen, Lorena, Loreto I y II, Los Ángeles, Lusitania, Miguel Velásquez, Porvenir, Primero de Mayo, Provic, San Bernardo, San Francisco, San José, San Luis, Santa Matilde, Serrezuela y Nuestra Señora del Loreto II
Urbanizaciones: Arrayanes, Bosques de Madrid, Bosques del Loreto, Cedritos, El Edén, Villa María, El Tesoro, Parques de Santa María, Villas de Serrezuela, El Porvenir, El Nogal, Villas de Alcalá, Prados de Madrid, Orquídeas, Puertas del Sol, Puertas del Alcalá, El Pinar, Quintas de Villa Ucrania, La Libertad, San José, Parques de Santamaría, San Carlos, Villas de Barcelona, San Diego, Los Jazmines, Hacienda Los Alcaparros, Bello Horizonte, Bulevar, La Finca y Punto Madrid.
Vivienda Militar: Agrupación Casas Fiscales
Conjuntos Residenciales: Alameda del Río, Alcalá, Altos de Madrid, Bilbao, Camino Real, Sabana Pijao (antes Oasis de la Sabana), Zaragoza apartamentos, Zaragoza casas, Toscana, Tarento, Villas de Madrid y Reserva de Madrid
Centros poblados: Chauta, El Corzo (compartido con Facatativá), La Cuesta, Moyano y Puente de Piedra
Además, el municipio está compuesto con las siguientes veredas: Los Árboles, La Cuesta, Carrasquillita, Valle del Abra, Las Mercedes, La Estancia, Boyero, Bebederos, Laguna Larga (El Porvenir), Santa Cruz, La Punta, Potrerogrande (El Pedregal).
Demografía
La densidad poblacional urbana es de 900hab/km² y el índice de densidad de la población rural es de 50 – 75 hab/km². La tasa de crecimiento de la población es del 5.6%, generada por la presión demográfica del Distrito Capital de Bogotá. La población de Madrid es 136.374 personas en su área urbana.[2]
Economía
Las principales actividades económicas del municipio abarcan la industria, la agricultura, la ganadería y la floricultura. Madrid está compuesto por 18 veredas, dedicadas en su mayoría a cultivos que se extienden sobre más de 12.000 hectáreas de terrenos predominantemente planos, atravesados por los ríos Subachoque y Bojacá, los cuales actualmente sirven como receptores de los desechos municipales.[3]
La ubicación estratégica de Madrid, tanto en relación con la capital como con el resto del país, incrementa su atractivo para el desarrollo agrícola e industrial. Esta posición geográfica privilegiada facilita el acceso a una de las principales rutas de salida de la capital hacia una región vasta y productiva de Cundinamarca y de Colombia en general. La expansión en los sectores agrícola e industrial es un testimonio fehaciente del aprovechamiento de esta ventaja geoestratégica.[3]
La interacción de factores geográficos, económicos y sociales en Madrid no solo refuerza su rol como núcleo productivo, sino que también subraya la importancia de una gestión ambiental sostenible, especialmente en lo que concierne al manejo de los recursos hídricos y la mitigación de la contaminación de los ríos locales.[3]
Alcalde de Madrid
Periodo | Nombre |
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1988-1990 | Alberto Dimaté Cárdenas |
1990-1992 | Edgar Alfonso Suárez |
1992-1994 | Alexi Villarraga de Rojas |
1995-1997 | Heberto Muñoz Porras |
1998-2000 | Mario Alfonso Montejo |
2001-2003 | Juan Carlos Coy Carrasco |
2004-2007 | Heberto Muñoz Porras |
2008-2011 | Diego Humberto Sicard |
2012-2015 | Giovanni Villarraga Ortiz |
2016-2019 | Orlando Cardona Rojas |
2020-2023 | Jorge Andrés Tovar Forero |
2024-2027 | Carlos Alberto Chávez Moya |
Turismo
Cerro Tibaytatá
El Cerro Tibaytatá es una colina de altura comprendida entre los 2550 y 2750 metros sobre el nivel del mar, antiguamente gran parte de la misma era propiedad del empresario Pepe Sierra y formaba parte de la hacienda Casablanca. El Cerro Tibaytatá se encuentra en una de las zonas más secas de la región, con un promedio anual de precipitaciones de 600 mm. El ecosistema que predomina en el cerro es el de Bosque Seco Montano Bajo según el sistema de clasificación de zonas de vida de Holdridge. Además, el Cerro Tibaytatá alberga una amplia biodiversidad de aves, insectos y plantas, y es un lugar popular para actividades deportivas como el senderismo y el ciclismo de montaña.
Estas son algunas especies de la fauna y flora del cerro:
Fauna: La Rana sabanera, el Lagarto collarejo, la Serpiente tierrera, la Torcaza o tórtola, el Chulo, la Caica, la Garza ganadera, el Cernícalo, el Colibrí, el Colibrí mosca, la Águila cuaresmera, el Gavilán espíritu santo, el Chamicero, el Toche, el Chirlobirlo, el Atrapamoscas oriental, el Copetón, el Picocon, el Canario sabanero, el Chisga, el Curí, el Caracol acuático, el Caracol de jardín, el Alacrán, la Mariposa cometa negra, la Mariposa azul del trébol, la Mariposa amarilla del trébol, la Mariposa blanca de las coles, la Mariposa amarilla de las coles, el Abejorro negro, la Abeja doméstica, la Abeja cortahojas, Avispa cazadora de araña, el Escarabajos giradores, el Escarabajo longicornio, la Mariquita herbívora, el Grillo, el Saltamontes alado, la Chinche asesina, la Libélula.
Flora: La Acacia, el Trébol rojo, la Spermacoce chartensis, el Barbasco, la Alternantera, el Eucalipto, la Moradita, la Salvia roja, el Pasto de olor, el Pasto poa, el Raigrás.
Parque de las Flores
El Parque de las Flores se erige como un espacio recreativo y familiar singular en la región de la Sabana de Occidente, abarcando una extensión de 6 hectáreas. Este parque se distingue por albergar una diversidad de áreas destinadas a la práctica de deportes, la realización de reuniones y eventos culturales. Entre sus instalaciones se incluyen canchas de fútbol, microfútbol, baloncesto, voleibol y tenis, así como espacios destinados a juegos infantiles, arenero, patinódromo, concha acústica y zonas de asadores diseñadas para el disfrute de las familias.
Obleas Villetica
El afamado enclave de las obleas en Madrid, ubicado en la confluencia de la Calle 7 y la Carrera 4, frente al Parque Luis Carlos Galán, ha deleitado a los residentes y visitantes del municipio con sus productos artesanales durante más de 122 años.
La historia de este icónico establecimiento madrileño se remonta a los albores del siglo XX. En 1900, las obleas empezaron a elaborarse en una finca denominada Villetica, situada en la ubicación actual de la estación de servicio del sector Las Palmas, frente al centro comercial Casa Blanca.
Conforme a los registros históricos, numerosos viajeros en ruta desde Bogotá hacia Honda se detenían para investigar el cautivador aroma que emanaba de su cocina, acabando por adquirir sus exquisitos dulces. Estos no solo eran consumidos in situ, sino que también eran solicitados como obsequios para sus visitas, lo cual evidencia la antigua tradición de acudir a Madrid para disfrutar y llevar consigo estas obleas.
En 1916, la familia trasladó su actividad a una ubicación céntrica del municipio de Madrid, donde prosiguió la venta de postres y obleas hasta 1952, año en que finalmente erigió la fábrica de obleas que perdura hasta nuestros días.
Plaza de mercado
La Plaza de Mercado representa un lugar tradicional, en el cual se exhiben productos frescos como frutas y verduras, provenientes directamente del fecundo campo de la Sabana de Occidente, cultivadas con esmero por los laboriosos trabajadores campesinos locales. Asimismo, la plaza se erige como una ocasión propicia para apreciar y degustar la rica gastronomía autóctona.
Más:
- Camino Real
- Iglesia San Francisco de Paula
- Cementerio Municipal
- Parque Alfonso López
- Parque Pedro Fernández Madrid
- Parque Luis Carlos Galán (antiguo Parque del Reloj)
- Laguna de La Herrera (límites con el municipio de Mosquera)
- Casa de la Cultura Centro
- Palacio Municipal
- Estación del Ferrocarril
- Puente de Brayan Niño
- Hacienda Casa Blanca
- Hacienda La Esmeralda: al oeste
- Hacienda Potrero Grande: al Sur
Cultura
Literatura
Además de su destacada trayectoria política, Pedro Fernández Madrid es igualmente célebre por su fecunda producción literaria. En 1842, publicó su obra magna, Opúsculo sobre la Instrucción Pública, la cual fue galardonada con la medalla de oro en un certamen organizado por la Sociedad Filantrópica. En esta y otras obras, como Nuestras costas incultas, Fernández Madrid defendió con ardor la soberanía de la República de la Nueva Granada sobre la Costa de Mosquitos. Su incansable labor literaria y diplomática fue determinante para que el Reino Unido y los Estados Unidos reconocieran los derechos de Colombia en dicha región.
Los escritos de Fernández Madrid también propiciaron reformas significativas en la legislación nacional en materia de población e inmigración, demostrando su impacto duradero en la configuración sociopolítica del país. En 1871, cuatro años antes de su fallecimiento, su prolífica carrera fue reconocida con su nombramiento como miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, una distinción que subrayó su valiosa contribución tanto a la literatura como a la defensa de los derechos soberanos de Colombia.
Miguel Aguilera
Miguel Aguilera, nació en Madrid en 1895. Su vida estuvo consagrada a la docencia, la rigurosa investigación histórica y el profundo estudio de la lengua española. Aguilera fue miembro de número en varias prestigiosas instituciones académicas colombianas, incluyendo la , la , la Academia Colombiana de Jurisprudencia y el Instituto Colombiano de Cultura Hispánica.
El ilustre historiador falleció en Bogotá en 1973 a la edad de 78 años. Entre sus obras más notables destacan América en los Clásicos Españoles y Raíces lejanas de la Independencia, textos que han dejado una impronta indeleble en el ámbito académico. Su erudición y su dedicación incansable al estudio del pasado y de la lengua han cimentado su legado como uno de los grandes intelectuales de su tiempo.
Miguel Aguilera, miembro de número de las prestigiosas Academia Colombiana de la Lengua, Academia Colombiana de Historia y Academia Colombiana de Jurisprudencia, así como del Instituto Colombiano de Cultura Hispánica. Nació en 1895 y falleció en 1973, a los 78 años de edad. Su existencia es un paradigma de devoción íntegra a los menesteres de la docencia, la investigación histórica y el análisis de los más intrincados aspectos de la lengua española. Respondió al llamado del expresidente Laureano Gómez, con quien mantuvo una profunda amistad literaria y política, y se convirtió en uno de los eminentes fundadores del Instituto Colombiano de Cultura Hispánica. Entre sus obras destacadas se encuentran América en los Clásicos Españoles y Raíces Lejanas de la Independencia, textos que reflejan su erudición y su capacidad para desentrañar las raíces históricas y culturales de nuestra identidad.[11]
Defensa y seguridad
Comando Aéreo de Mantenimiento (CAMAN)
La Base Aérea Mayor Justino Mariño Cuesto (SKMA), conocida como la base aérea de Madrid, es una instalación militar colombiana adscrita al Comando Aéreo de Mantenimiento (CAMAN) de la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC), considerada la más antigua de la institución.[12]
Fundada el 8 de noviembre de 1924 mediante el Decreto 1756 durante la presidencia de Pedro Nel Ospina y la dirección del Ministro de Guerra Carlos Jaramillo, la base comenzó sus operaciones en la hacienda Serrezuela en Madrid (Cund). Respaldada por la asesoría de una misión de la Fuerza Aérea Suiza desde sus inicios, experimentó un breve cierre temporal en 1928, pero reanudó actividades en 1929 con instructores colombianos.[12]
A lo largo de su historia, ha cambiado de denominación y ubicación, pasando de ser la Escuela de Pilotaje y Observación a la Base Escuela de Clases Técnicas en Cali, y luego la Base Arsenal en 1956, asumiendo responsabilidades logísticas y de guerra.[12]
En los setenta, lideró la modernización de aeronaves Silver Star T-33, expandiendo su experiencia a la Fuerza Aérea Ecuatoriana. En 1990, modernizó aviones Mirage M-5, Kfir C-2 y Fantasma AC-47, y cinco años después inició la mejora de helicópteros UH-1H a la versión Huey II. En 2009, participó en el proyecto de diseño y fabricación de los aviones de entrenamiento T-90 Calima en colaboración con la Corporación de la Industria Aeronáutica Colombiana (CIAC).[12]
T-90 Calima
En Madrid, se completó la construcción del T-90 Calima, un avión de entrenamiento básico, como un logro significativo en la industria aeronáutica. Este proyecto, en honor al pueblo precolombino homónimo, representa una colaboración estratégica entre la Corporación de la Industria Aeronáutica Colombiana S.A. (CIAC) y la asociación Unión Temporal Avión de Entrenamiento Lancair, conformada por Lancair International Inc. y Sud Air.
El T-90 Calima, derivado del Lancair Legacy FG, es parte de un esfuerzo de modernización de la Fuerza Aeroespacial Colombiana para reemplazar a aeronaves veteranas como el Beechcraft T-34 Mentor y el Cessna T-41 Mescalero, ambos con más de cuatro décadas de servicio.[13]
Lancair estableció talleres en el Comando Aéreo de Mantenimiento (CAMAN) para fabricar las piezas necesarias, siendo el primer avión construido en Colombia con materiales compuestos. El vuelo de prueba se realizó en septiembre de 2009 en la Base Aérea Mayor Justino Mariño Cuesto.[13][14]
Aunque el T-90 Calima fue un hito importante, el Gavilán G358, registrado por Aero Mercantil en 1992, fue el primer avión con Certificado de Tipo en Colombia. Este modelo, también utilizado por las Fuerzas Armadas, se desarrolló autónomamente en las instalaciones de Aero Industrial Colombiana S.A. (AICSA) a finales de la década de 1990. Aparte de estos casos, desde la década de 1970 no se habían producido aviones en Colombia, exceptuando ultralivianos en Cali, tras el cierre de las plantas de ensamblaje de Cessna y Piper en el Aeropuerto Guaymaral, al norte de Bogotá.
Escuela de Suboficiales Capitán Andrés María Díaz Díaz
El Gobierno colombiano estableció la instrucción en pilotaje y mecánica aeronáutica mediante la contratación de la Misión Militar Francesa (1920-1922) y la Misión Militar Suiza (1924-1928). Durante estos años, se sentaron los fundamentos de las especialidades técnicas en la aviación militar colombiana, siendo suboficiales del Ejército y aprendices de mecánica los pioneros en estas disciplinas.
El 5 de julio de 1932, se creó la Escuela de Radiotelegrafía y Mecánica de Aviación, con sede en Madrid, bajo la dirección de los Jefes Técnicos Justino Mariño, Julio Parga y Antonio Rozo, asesorados por Adolph Rubín de la Misión Aérea Suiza. Esta escuela ofreció formación en aerodinámica, carpintería aeronáutica, mantenimiento y motores aéreos. En 1934, pasó a llamarse Escuela de Mecánicos de Aviación, y en 1947, Escuela de Clases Técnicas.[15]
En 1953, por disposición del Comando de la Fuerza Aeroespacial Colombiana, la Escuela se trasladó a Cali y asumió el nombre de Escuadrón Escuela de Aerotécnicos Militares. Desde entonces, ha sido una unidad educativa clave, brindando capacitación para el ascenso de suboficiales de la FAC. En 1971, tras el cierre del Instituto Militar Aeronáutico, la Escuela se convirtió en la principal institución de formación para los suboficiales de la FAC, recibiendo el nombre de CT. Andrés M. Díaz.
Reconocida por sus programas académicos homologados y su nivel educativo, la Escuela es la primera Institución Tecnológica de la Fuerza Aérea en Colombia, otorgando títulos de Tecnólogos Aeronáuticos y siendo un modelo en Iberoamérica.[15]
Personajes ilustres
Educación
Madrid cuenta con un amplio sistema educativo entre los cuales predominan los colegios privados.
Colegios de Madrid, Cundinamarca |
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Movilidad
La infraestructura vial regional intermunicipal se caracteriza por ofrecer un sistema de alta conectividad que integra eficazmente al municipio con la capital y, por extensión, con el resto del país. Este entramado vial permite un aprovechamiento integral y óptimo de los recursos disponibles, así como la exploración de diversas alternativas de desarrollo regional.[3]
No obstante, en el ámbito municipal se manifiestan ciertas deficiencias en la articulación entre el sistema vial de Bogotá y el de la región circundante. Entre los problemas más acuciantes se encuentran los congestionamientos vehiculares en los accesos a Bogotá, atribuibles tanto a la calidad deficiente de las vías como a la inadecuada organización y planificación de las mismas.[3]
Madrid es accesible desde Bogotá por la Troncal de Occidente hasta Facatativá, pasando por la parte norte de la ciudad. También se puede llegar a través de Soacha desde la Avenida Indumil por la vía Mondoñedo o desde Funza por la Perimetral de Occidente hacia Mosquera. Además, existe un extenso servicio intermunicipal de buses desde cualquier punto de la capital y la Sabana. Adicionalmente, existen conexiones con Zipacón y Bojacá al suroccidente, y El Rosal y Subachoque por el norte.
Por otro lado, Madrid también se conecta con Bogotá a través de la Ruta Nacional 50 (Bogotá-Medellín), desde la avenida Calle 80 de la capital hasta el sector de Puente de Piedra, y luego hasta el centro urbano de Madrid al sur. En el futuro, Madrid formará parte del Tren de Cercanías de la Sabana, que conectará el centro de Bogotá con Facatativá, con su propia estación de acceso y opciones de conexión con el sistema de transporte público de Bogotá.
Símbolos
Bandera
La bandera de Madrid es el emblema oficial que representa al municipio y es considerado un símbolo municipal junto con el escudo y el himno. Consta de un rectángulo dividido en tres franjas horizontales de color verde, amarillo y blanco. La franja superior ocupa la mitad del ancho de la bandera y es de color verde, mientras que la franja central es de color amarillo y ocupa un cuarto del ancho. Por último, la franja inferior es de color blanco y también ocupa un cuarto del ancho. La proporción de las franjas es 2:1:1.
- Verde: representa la agricultura del municipio, así como su paisaje labrantío y fértil.
- Amarillo: representa la industria y su desarrollo técnico que da progreso al municipio. Así como el sol, fuente de luz, y la soberanía, la armonía y la justicia.
- Blanco: representa lo diáfano, la sensatez de su gente, la pureza, la integridad, la firmeza, la vigilancia y la elocuencia.
Escudo
El escudo de Madrid tiene una heráldica de estilo francés, dividido en cuatro franjas iguales. La franja superior izquierda, sobre un fondo azul, representa la Casa de Gobierno y una esquina del Parque Pedro Fernández Madrid. La franja superior derecha, sobre un fondo amarillo, muestra dos mazorcas de maíz, dos papas, dos zanahorias y una cebolla, símbolos de la agricultura del municipio. La franja inferior izquierda, sobre un fondo rojo, lleva un libro y una pluma que escriben la historia de Madrid y su fundación en 1559 por Alonso Díaz. La franja inferior derecha, sobre un fondo verde, representa una vaca amamantando a su ternero en un prado, simbolizando la ganadería y la cultura lechera del municipio.
Las divisiones superiores están marcadas por la bandera de Colombia, mientras que las divisiones inferiores llevan la bandera de Cundinamarca con un tono de azul más oscuro. Los lados del escudo tienen dos cornucopias, que simbolizan la riqueza y la abundancia del municipio.
Sobre el jefe del escudo se encuentra un águila, que representa la altura, habilidad, destreza, perspicacia y fuerza. El águila está representada de frente, con el pico abierto, con las alas extendidas y mirando hacia la derecha, y sobre sus patas hay una cinta con los colores de la bandera de Madrid que lleva el nombre del municipio escrito en letras negras en mayúsculas. La cinta atada a la punta del escudo con los colores de la bandera tiene el lema Unidad - Progreso - Desarrollo escrito en letras negras.
Himno
Galería de fotos
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Iglesia del municipio de Madrid. Ubicada en el parque Pedro Fernández Madrid.
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Casa de Gobierno ubicada en la Calle 5 No 4-74
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Puente de los españoles, una de las obras más antiguas en Madrid y del departamento de Cundinamarca.
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Busto en honor a Pedro Fernández Madrid. Ubicado en el parque homónimo.
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Parque Pedro Fernández Madrid Cundinamarca
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Monumento en honor a los campesinos madrileños. Ubicada en el parque Pedro Fernández Madrid.
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Antigua Estación de Ferrocarril de Madrid. Parte posterior
Referencias
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- ↑ a b «Reseña histórica | Escuela de Suboficiales Fuerza Aeroespacial Colombiana - ESUFA». Reseña histórica | Escuela de Suboficiales Fuerza Aeroespacial Colombiana - ESUFA. Consultado el 5 de febrero de 2024.
Véase también
- Alcalde de Madrid (Colombia)
- Concejo de Madrid (Colombia)
- Biblioteca Pública Municipal Francisco Samper Madrid