El Charles Fort más personal

Luis Alfonso Gámez

«Un chiflado curioso, probablemente sincero, pero infinitamente crédulo». Así define H. P. Lovecraft a Charles Fort (1874-1932) en una carta que escribe en 1935 a Emil Petaja, un joven seguidor que con el tiempo se convirtió en escritor de ciencia ficción.i Lovecraft parecía tener las ideas claras sobre el padre de lo paranormal. Sin embargo, hay quien no piensa así. «Siendo esencialmente un satírico enormemente escéptico sobre la pretensión de los seres humanos –y especialmente de los científicos– de alcanzar la sabiduría última, Fort presentó una serie de teorías sobre las visitas extraterrestres en forma de comentarios y chistes que no siempre dejaban del todo claro cuándo hablaba en serio y cuándo no», afirma Jerome Clark.ii ¿Quién tiene razón, Lovecraft o Clark? ¿Tomó el autor de El libro de los condenados (1919) el pelo a todo el mundo o creía en lo que predicaba?

Charles Hoy Fort nace en Albany (Nueva York) en 1874, en una acomodada familia de comerciantes. Su madre muere cuando tiene cuatro años y, con sus dos hermanos menores, queda a cargo de un padre maltratador. Deja los estudios antes de graduarse y, después de pasar fugazmente por dos periódicos como aprendiz, emprende a los diecinueve años un viaje alrededor del mundo gracias a una asignación mensual de su abuelo materno. La aventura acaba dos años después en Sudáfrica, donde contrae la malaria. De vuelta a casa, se casa con una amiga de la infancia, se instalan en Nueva York y sobreviven malamente durante años con los trabajos ocasionales de él y los cuentos y reportajes que vende de vez en cuando.

Dos herencias recibidas por Fort, en 1916 y 1917, solucionan la vida a la pareja. A partir de ese momento, él se dedica a buscar noticias raras primero en la Biblioteca Pública de Nueva York y después, durante una estancia de ocho años en Londres, en la del Museo Británico. El resultado son cuatro obras –El libro de los condenados, Nuevos mundos (1923), Lo! (¡Mira!, 1931) y Wild talents (Talentos salvajes, 1932)– de caótica composición y pesada lectura, repletas de sucesos increíbles acaecidos desde 1800. Naves extraterrestres en los cielos años antes de los primeros platillos volantes, lluvias de sangre, ranas y otros animales, desapariciones misteriosas, restos arqueológicos atribuidos a visitantes de otros mundos… Fort crea el canon paranormal.

Dibujo de la aeronave que supuestamente sobrevoló California en otoño de 1896, publicado en la primera página del diario ‘The San Francisco Call’.

Su legado no se reduce a cuatro libros y a las 40.000 notas, que guardaba en cajas de zapatos, depositadas en la Biblioteca Pública de Nueva York. Fort fue un prolífico escritor de cartas a periódicos, pero hay que localizarlas en las hemerotecas y no es fácil. Chris Aubeck lo ha hecho y ha reunido 71 en Letters of the damned. The forgotten investigations of Charles Fort (2024).iii Son textos que mandó a diarios entre junio de 1924 y octubre de 1926, cuando vivía en Londres. Nos asomamos en ellos al pensamiento forteano en estado puro, más allá de los libros, y respaldan la opinión de Lovecraft frente a quienes aun consideran a nuestro protagonista el artífice de una broma a la que habría dedicado la vida. Además, Aubeck ha enriquecido los originales con comentarios que sitúan las afirmaciones del escritor en su contexto.

Por mucho que de vez en cuando haya un nota irónica aquí o allá, la obra de Fort nunca ha dejado para mí resquicio de duda. Era un chiflado sincero y lo que proponía lo proponía en serio. Nada en sus libros indica que sus comentarios irónicos sean otra cosa que guiños al lector como los que hace un escéptico cuando, al final de una charla, pide a la gente que no le crea. No le está diciendo al publico que le ha mentido, sino que le anima a aplicar siempre el pensamiento crítico, sea cual sea la fuente. Fort hace algo parecido de vez en cuando, pero nunca reniega de sus ideas fundamentales: hay hechos que los científicos rechazan por no encajar en sus esquemas y que él explica con la existencia de otros mundos habitados desde los que caen cosas y de vez en cuando nos visitan.

Letters of the damned confirma esa visión de la realidad y por eso es un valioso apéndice a la obra de Fort. El inventor de lo sobrenatural exhibe en estas cartas a la prensa a sus condenados más habituales –las lluvias raras y las visiones de supuestas aeronaves– y, en muchos casos, pide a los lectores con más información sobre un suceso que le escriban a su dirección londinense. La naturaleza de los textos le obliga a ser claro, a explicar una y otra vez hechos parecidos, y a exponer sus teorías repetidamente. No una vez, sino muchas, argumenta que los animales que caen a la Tierra lo hacen desde «los planetas visibles o desde regiones fértiles desconocidas en el espacio»,iv que estamos ante una situación similar a la de Europa antes del Descubrimiento y que, si ahora vienen aquí seres de otros mundos, en un futuro nosotros iremos allí. En el universo forteano, la Tierra no se mueve, y los mundos habitados se encuentran mucho más cerca de lo que afirman los científicos. Así, respecto a las lluvias de peces, escribe en El libro de los condenados: «Creemos que fueron traídos desde lagunas u otros mundos sacudidos cuando pasaban a unos pocos kilómetros de distancia de esta Tierra, que también esos otros mundos han sacudido».v

Portada de la edición inglesa de ‘Letters of the damned. The forgotten investigations of Charles Fort’, de Chris Aubeck.

«Cuando llega a esta Tierra una sustancia desconocida, presumiblemente de un mundo desconocido, el esfuerzo por comprender su significado es tan limitado como lo fue el intento de entender los productos tropicales de las Indias Occidentales que llegaban a las costas europeas antes de 1492», escribe Fort en una carta publicada en The Atlanta Constitution el 27 de agosto de 1924.vi Mantiene que, si se aceptara la idea de que nos visitan extraterrestres, eso impulsaría la exploración espacial. «Si, tal vez, a través de zonas o corrientes de aire cálido, seres vivos han venido a la Tierra desde otros mundos, uno podría imaginar que los aventureros de aquí podrían emprender viajes de retorno», apunta en The Brisbane Courier el 26 de marzo de 1925.vii

Como décadas después sus herederos intelectuales, los ufólogos, está convencido de que el momento de la gran revelación de las visitas alienígenas «se acerca». «Nuestros descendientes se asombrarán de nuestra falta de visión», escribe en The Wichita Eagle el 19 de octubre de 1924.viii Sus alienígenas no viajan en platillos volantes, obviamente, sino en las aeronaves más avanzadas de su tiempo, los dirigibles. «Hay muchos registros que respaldan la idea de que construcciones dirigibles de algún otro mundo navegaron [en febrero de 1913] por Inglaterra y Gales, viajaron a Canadá y luego regresaron», afirma en The Toronto Star Weekly el 30 de junio de 1924.ix

Aubeck se dedica desde hace años a la búsqueda en hemerotecas de noticias sobre visiones de objetos celestes extraños anteriores a 1947. Coordina un proyecto internacional que ha recuperado miles de recortes de prensa sobre unos ovnis anteriores a los ovnis que, en contra de lo que sostienen muchos ufólogos, demuestran que nos encontramos ante un mito que eclosionó a mediados del siglo XX después de una larguísima gestación. Letters of the damned incluye muchas referencias a historias de ese tipo y ayuda a entender a un personaje sin el que probablemente lo paranormal no sería como es. Como escribe Aubeck en la introducción, «vistas en secuencia, las cartas nos ayudan a entender el viaje intelectual de Charles Fort, mostrando sus obsesiones y sus teorías en evolución sobre el cosmos».x Vemos en ellas a un autodidacta que presenta anécdotas para las que rechaza cualquier explicación científica, que defiende ideas excéntricas y que cree que el tiempo le dará la razón. Vemos al primer ufólogo.

i Haden, David [2024]: «Lovecraft and Charles Fort». Tentaclii. 24 de mayo. En https://jurn.link/tentaclii/index.php/2024/05/24/lovecraft-and-charles-fort/

ii Clark, Jerome [2000]: «The extraterrestrial hypothesis in the early UFO age». En Jacobs, David M. [2000]: UFOs and abductions. Challenging the borders of knowledge. University Press of Kansas. Lawrence. Pág. 123.

iii Aubeck, Chris (Ed.) [2024]: Letters of the damned. The forgotten investigations of Charles Fort. Edición del autor. Gran Bretaña. 377 páginas. Hay una versión española, traducida por el autor: Aubeck, Chris (Ed.) [2024]: Las cartas de los condenados. Las investigaciones olvidadas de Charles Fort. Traducción de Chris Aubeck. Edición del autor. Wroclau. 375 páginas. En las citas el número de página de la edición española coincide con el de la inglesa.

iv Aubeck [2024], op. cit., pág. 225.

v Fort, Charles [1919]: The book of the damned. Boni and Liveright. Nueva York. Pág. 226.

vi Aubeck [2024], op. cit., pág. 153.

vii Aubeck [2024], op. cit., pág. 225.

viii Aubeck [2024], op. cit., pág. 214.

ix Aubeck [2024], op. cit., pág. 62.

x Aubeck [2024], op. cit., pág. 11.

Luis Alfonso Gámez

Luis Alfonso Gámez es periodista, consultor del CSI y miembro del Círculo Es-céptico. Sus libros más recientes son 'El anciano que murió haciendo el amor con un fantasma' (2024) y 'El peligro de creer' (2015). Su web es magonia.