Isabel García (PSPV-PSOE) es concejal de Xirivella (L’Horta Sud) y diputada delegada de Juventud, Deportes e Igualdad en la Diputación de Valencia. Se define como “feminista, activista LGTB, idealista, republicana pero sobre todo socialista”. En esta entrevista insiste en que en esta legislatura han tenido que recuperar “el tiempo perdido” en materia de igualdad y analiza el impacto de la jornada histórica de la huelga feminista del 8 de marzo.
Asegura que no es optimista por las cifras récord (“será la edad”, dice), ya que se ha visto saliendo a la calle para reivindicar derechos por los que ya había clamado 20 años antes. Ahora presenta una red pionera de municipios para trabajar conjuntamente por la igualdad.
Uno de sus planes estrella es la Red de Municipios Protegidos contra la Violencia de Género. ¿Cómo afectará a la ciudadanía?
Es una red entre municipios para poder combatir la violencia de género de forma conjunta, evaluar, programar y poder compartir experiencias y recursos humanos. En estos últimos dos años nos hemos puesto a la carrera para recuperar el tiempo perdido en la Comunitat Valenciana, donde cada municipio trabajaba por su cuenta. Los grandes tienen su lógica, pero los pequeños, no tienen los mismos recursos. Era conveniente establecer una red de trabajo. Es un planteamiento único a nivel nacional, no hay nada en todo el estado similar a esto.
Dice que han tenido que recuperar el tiempo perdido. ¿Qué ha cambiado en materia de Igualdad en la provincia de Valencia desde que usted es la responsable?
Nos encontramos con una situación bastante desalentadora. El 90% de los municipios valencianos no tenían plan de igualdad y la violencia de género es la mayor de las desigualdades. Nos encontramos con policías, políticos y técnicos sin formación. Nos hemos dedicado a formarlos con cursos de igualdad y violencia de género y hemos ayudado al movimiento asociativo feminista para que por primera vez tuvieran una dotación económica que les permitiera llegar a donde nosotros no llegamos (educación, cine, arte, activismo...).
El plan Montoro, que no deja contratar personal en los ayuntamientos, es el mayor obstáculo para poder hacer más cosas”
¿Cuál es el mayor obstáculo que impide que podáis hacer más cosas?
El plan Montoro, que no nos deja contratar personal en los ayuntamientos; pero lo vamos solventando a través de las subvenciones. Nos hemos encontrado un movimiento asociativo deseoso de compartir el espacio y los municipios también tenían muchas ganas. Hay mucha sensibilización y compromiso político, pero faltaba el empuje de una institución mayor que los reuniese a todos y que dotase el proyecto económicamente.
Otra de sus competencias es Deportes, donde la mujer siempre lo ha tenido muchísimo más difícil, por no decir imposible, para abrirse camino y dedicarse profesionalmente. ¿Qué pueden hacer desde las instituciones?
Con el deporte ocurre como con el resto de los ámbitos: hay una brecha social importante. Aplicando políticas de igualdad transversales hemos intentado poner todos los medios a nuestro alcance y dentro de nuestras competencias. Hemos hecho el primer congreso estatal de mujeres y deporte, donde salieron una serie de acciones que se pondrán en marcha y se irán concretando a lo largo de este año. Habrá una convocatoria de ayudas única y exclusivamente para el equipo femenino, porque hemos detectado que si la dábamos a los clubes, no llegaban a los equipos femeninos. Hemos incrementado las carreras de 10 kilómetros, que es una distancia muy cómoda para que la corran las mujeres y favorece el incremento de su participación: en 2017 conseguimos subir del 18% al 25% (este año me gustaría llegar al 28%). Vamos implantando medidas, pero es una carrera de fondo.
Sí da la sensación de que, aunque tímidamente, cada vez hay más presencia femenina en los deportes.
Hay mucho deporte femenino que de repente se celebra en Valencia: la final de la Copa de la Reina de hockey, el Levante-Valencia en el Ciudad de Levante, la clasificación de la fase de ascenso del baloncesto femenino, un equipo única y exclusivamente femenino en el mundo del motor... Cuando llegamos a la Diputación, en el programa de pilota valenciana en las escuelas había 200 niñas, ahora hay 600 niñas. Y por primer año existe la Liga Profesional de Pilota femenina. No es un logro solo de esta área, pero sí hemos insistido mucho a la Federación y a la Fundación. Ahora tenemos que buscar la consolidación: que la gente lo demande y que el que venga detrás no lo pueda quitar.
Su otra cartera es Juventud. ¿Cómo ve la igualdad entre los jóvenes? Teniendo en cuenta el éxito que tienen las canciones machistas de reggaeton o los casos de violaciones grupales que saltan en los medios, ¿le asusta pensar que los jóvenes no están más concienciados que sus antecesores?
Hay un retroceso muy grande. En muchas ocasiones ellas no son conscientes de lo que pasa a su alrededor. El mito del amor romántico hace que cuando los novios las controlan a través del WhatsApp y les piden que se pongan el GPS para tenerlas siempre geolocalizadas o que les envíen fotos de con quién están, piensen que es porque están enamorados. Eso es control, eso es mermar tu libertad. El otro día me contaron el caso de un joven en unas charlas que decía que le gustaba mucho practicar sexo, y como era así, su novia tenía que hacerlo. La monitora le dijo: “¿Y si no tiene ganas?”. Y él respondía: “¿Por qué no va a tener ganas? ¡Es mi novia!”.
Eso es una violación en toda regla.
¡Claro! Otro chaval le pedía a su novia que le enviara fotos desnuda y luego la repartía a sus amigos. La monitora le preguntó: “¿No te das cuenta de que estás violando la intimidad de una persona, de que esa foto es solo para ti?”. “Ya, pero yo tengo que presumir de novia”, decía el chico. ¿En qué momento no hemos sido capaces de transmitir a los jóvenes el respeto hacia las mujeres?
Hay canciones que deberían estar prohibidas en los medios de comunicación, en las radios y en Youtube, porque sus letras contribuyen a la violencia de género”
Todos los casos que menciona están relacionados con el uso de los dispositivos móviles.
Hay un descontrol en su uso, los padres y madres no controlan lo que hacen con los móviles. Pero no solo eso. No ha habido dinero destinado a la lucha contra la violencia de género: tenemos una ley de igualdad de 2007 sin dotación económica, un pacto de estado con 80 millones de los 200 que tenían que poner... Si no dedicas recursos ni humanos ni económicos para poner en marcha proyectos que ayuden a trabajar la igualdad, están creando pequeños monstruos. La igualdad se tiene que trabajar desde la infancia, enseñando a un niño y a una niña que son iguales. Hay un descontrol muy grande en las redes sociales. Después está la música... hay canciones que deberían estar prohibidas en los medios de comunicación, en las radios y en Youtube, porque sus letras contribuyen a la violencia de género. Hay quien dirá que eso es coartar la libertad de expresión, pero eso es respeto, es prevenir.
Hemos visto que en muchos asesinatos de mujeres a manos de hombres, ellas habían denunciado previamente. ¿Cómo podemos seguir explicando la importancia de denunciar?
El sistema no funciona bien. Por eso es importante la dotación económica. Si no la hay, no funciona la judicatura (los jueces y las juezas no tienen herramientas para detectar la gravedad de un caso de violencia de género), en las policías, en el personal administrativo de los ayuntamientos para detectar casos, en los centros de salud... Otras no denuncian por falta de ayudas, porque el maltratador es el que se queda con la casa, y muchas veces ellas son dependientes económicamente de sus parejas. Ellas son las víctimas, pero son las que tienen que cambiar su vida; ellos son los agresores, pero se siguen paseando por la calle con toda naturalidad. La distancia la tendría que poner él, no ella.
¿Usted se considera feminista?
Soy feminista.
¿Comparte la sensación de que desde la jornada histórica del 8 de marzo declararse feminista ya no está visto como una postura de la que haya que justificarse constantemente?
Yo no soy nada optimista en ese sentido. Es cierto que el 8 de marzo puso en la agenda pública y en la social todos aquellos problemas y diferencias por los que venimos luchando desde hace años. Pero nos siguen gritando “feminazis” en las redes sociales, en las manifestaciones...
¿Qué balance hace del 8 de marzo?
Las cosas no van a cambiar tanto. ¿Qué ha cambiado desde entonces? Para nosotras fue un momento muy importante porque movilizamos a mucha gente, visibilizamos que hay una igualdad legal pero no real. Pero más allá de eso, no ha cambiado nada. La primera oportunidad fue el pacto contra la violencia de género y el gobierno no ha cumplido.
Usted pertenece a un partido, el PSOE, que no se adhirió a la huelga de 24 horas, sino al parón de 2 horas convocado por CCOO y UGT. ¿Usted estaba de acuerdo?
Sí, porque no todas las mujeres se pueden permitir parar 24 horas. E históricamente nuestro partido ha ido de la mano de los sindicatos mayoritarios, y ellos consideraron que esa era la mejor forma para contabilizar el número de parados y paradas ese día. Ahora bien, quien quiso parar las 24 horas y podía hacerlo, estaba en todo su derecho y yo no lo critiqué. Lo que hicimos desde la Diputación fue que la cantidad que se nos retrotraía a todas del salario por parar esas dos horas fuera a parar a la delegación de Igualdad.
¿Usted hizo huelga o parón?
Paré dos horas y luego fui a la manifestación.
Ellas son las víctimas, pero son las que tienen que cambiar su vida; ellos son los agresores, pero se siguen paseando por la calle con toda naturalidad. La distancia la tendría que poner él, no ella”