“Nuestras expectativas están cubiertas, son musicales”
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“Nuestras expectativas están cubiertas, son musicales”

JC Peña — 15-09-2024
Fotografía — Archivo

Agrio, el singular proyecto formado por Jorge Fuertes y David Flores, tiene un huevo hito en “El Amigo Americano” (God Unknown Records/Cargo/PopStock!, 24). El LP recopila el material de “La Murga EP” y “The Thin Man EP” -ambos de 2020-, además del nuevo, “Repeat To Infinity”, que cuenta con la voz de Scott McCloud (Girls Against Boys). Scott ya es parte del grupo y grabará su próximo álbum.

El tercer EP de Agrio sale también en digital, culminando una trilogía que brilla en un disco secuenciado como si fuera un LP al uso. Tensión Post-hardcore, paisajes instrumentales misteriosos, oscuridad evocadora y la autoridad vocal de Scott, Peter Simonelli (Enablers) y el tristemente fallecido Mark Lanegan. Un dream team vocal para canciones concebidas con total apertura de miras por dos amigos que llevan toda la vida tocando juntos en bandas como Doss.

Me veo con Jorge (también batería de los reformados Nudozurdo) y David en las oficinas de Popstock! en las que el primero trabaja. La novela de Patricia Highsmith (con película de Wim Wenders con Dennis Hopper como el turbio Tom Ripley) bautizó el disco de forma natural, con un puntito irónico. El sello God Unknown Records, especializado en propuestas en los márgenes, es su nueva casa.

“El hilo conductor ha sido darnos el capricho de trabajar con gente a la que admiramos”

¿Qué supone este LP?
Con esto cerramos esta trilogía y un poco también el capítulo de colaboradores. La experiencia con Scott ha sido muy buena. Él vive en Europa ahora, y eso también nos va a permitir tener un poco de continuidad, porque en un vuelo de dos horas se puede plantar aquí.

Es la culminación de una forma de trabajar muy especial, ¿no?
Sí. Es como un cierre. También es un cierre del formato EP. A nosotros nos encantaba, la verdad, pero parece que es más complicado a la hora de que luego se publique. Nuestra idea inicial era ir haciendo tres o cuatro canciones y pasárselas a diferentes personas, y que fueran saliendo EPs. Ahora se nos ha propuesto hacer un álbum largo con Scott, y es en lo que estamos trabajando.

¿Por qué decidís recopilar los tres EPs en un único álbum? ¿Planteasteis la secuenciación como si se tratara de un LP normal?
La idea es que funcione. Por edad, somos de escuchar cara A y cara B. Son cosas que tenemos en cuenta por defecto, supongo. Hemos cogido las nueve canciones y las hemos vuelto a recolocar. ¿Y por qué lo hacemos? Pues como diría Rodrigo Rato: “Es el mercado, amigo”. Los costes de fabricación de un álbum y un EP son muy similares, pero cuesta mucho más vender un EP, porque tiene un precio muy similar al del disco, cuando lleva tres o cuatro canciones nada más. Y bueno, desde el inicio todo esto viene de ideas locas que se nos van ocurriendo. Nuestro ideal habría sido tener los tres discos primero, y luego más adelante recopilarlos en esta trilogía, pero la cosa se ha adelantado un poco. A medida que íbamos haciéndolos, nos dábamos cuenta de que nos apetecía no encadenarnos a esto de las colaboraciones.

Habláis mucho de “trilogía”. ¿Hay un hilo conductor entre las canciones o los EPs?
Conscientemente, no. El hilo conductor ha sido un poco darnos el capricho de trabajar con gente a la que admiramos y a los que, por suerte, podemos llamar amigos. Y no sólo con los colaboradores: tenemos la capacidad de grabarnos en nuestro local, de autoproducirnos, y renunciamos a ella porque nos apetece mucho más trabajar con Karlos Osinaga (Lisabö), con Ojo (bajista de Nudozurdo), que es casi el cuarto miembro, o con Luca (Petricca, de los estudios Reno). La gracia es que nos vamos generando necesidades. Yo ya sé lo que podemos hacer nosotros.

Te repiten: los discos sólo se venden si tocan. Y vosotros no tocáis.
Tocamos en ocasiones muy especiales. Conocemos esa cantinela, y yo la entiendo. Y también, por circunstancias, sé que es verdad. Conozco esto desde el otro lado y sé que es así. Pero en realidad tampoco había ninguna intención inicial de que esto tuviera que complicarse. El primer EP se agotó aunque no tocáramos nada. Pero bueno, es verdad que la industria te exige cosas que nosotros no nos planteamos darle. Y nuestro énfasis está en el proceso. Que luego salga en formato físico o no es secundario. Una vez grabamos las canciones, nos olvidamos de ellas y pasamos a lo siguiente.

El disco empieza muy arriba con “Nike Italy France” y luego, en la parte central incluís varias instrumentales más contemplativas, hasta que luego vuelve a subir la intensidad. ¿Es por alguna razón?
Sí, queríamos separar las voces. Además, con el vinilo tienes que tener en cuenta la duración. Ha habido que descolocar cosas para que entrasen repartidas por minutaje, sin que el orden fuera muy caótico. Pero sí, no queríamos estar pasando de una voz a otra todo el rato y concentrar las instrumentales en la cara B o algo así. Era por equilibrarlo un poco, dentro de que cuando hicimos las canciones, aunque teníamos la idea hacer una trilogía, no nos habíamos planteado ni órdenes ni nada.

“La industria exige cosas que nosotros no estamos dispuestos a dar”

¿Cómo se le aborda a Mark Lanegan o Scott McCloud para que canten? ¿Los conocíais?
Sí, de tocar. Yo he organizado conciertos en Madrid hace muchos años, y he traído dos veces a Scott a Madrid. Con Paramount Styles y un acústico en solitario. A Pete le conozco de la época de Doss, tocamos con ellos unas cuantas veces. Hay una relación casi familiar. Todos han dormido en mi casa. Con Mark (Lanegan) igual, viajé en las primeras cuatro o cinco giras españolas que hizo. Viajaba siempre con él, y surgió una buena relación que mantuvimos en el tiempo.

Supongo entonces que su muerte te debió tocar más de cerca. ¿Cómo la viviste?
Fue una lástima. No una sorpresa, pero sí una lástima. Su salud era más frágil de lo que habría sido en una persona que hubiera tenido otro tipo de vida.

“A Drink of Poison Water”, la que canta, tiene mucha miga. Es la más larga.
Esta tiene un viaje (risas). Nosotros hicimos la música, y él grabó la voz con Alain Johannes en Los Ángeles. Alain hizo también algún arreglo. Nos la devolvió y se la di a Leo (Mateos, de Nudozurdo) para que metiera un colchón de sintes…y le dio la vuelta a la canción como un calcetín. Con una voz de chica incorporada como si fuera un dueto con Mark. Nos voló la cabeza. Nos quedamos muy locos. Avsiamos a Mark, nos dijo que la tenía que escuchar, y se sintió molesto: había hecho esta voz para una canción, y no podíamos quitarla de debajo y hacer otra cosa con ella, desvestirla de esa manera...Entonces a partir de los sintes de Leo y de esa vuelta de calcetín, la rehicimos. La mezclamos, se la mandamos a Mark, y nos dijo que estábamos como una puta cabra, pero que le encantaba. Que estaba encantado y que adelante, que la podíamos publicar. Pero sí que hubo un momento en que ni siquiera sabíamos si íbamos a poder hacerlo. Y yo lo entiendo. De hecho, nos había dicho que había tenido alguna mala experiencia al respecto.

Supongo que puede parecer algo un poco frívolo que alguien cante sobre una base, y luego esa base se cambie por completo. Es delicado.
Eso es lo que yo pensé. Cuando enviamos las canciones somos conscientes de que muchas veces son complicadas de cantar. No hay una estrofa, un estribillo, un puente... Y bueno, también por eso nos apetecía trabajar con Pete (Simonelli), porque su rollo es muy spoken word, y con él ya veíamos que es capaz de engancharse a cualquier cosa. Y la clavó. Ahora las escucho y digo: es que parece que hemos hecho nosotros la música para su texto. También hubo un trabajo de producción ahí, ajustando, moviendo cosas. Pero bueno, con Pete eso fue mínimo.

¿Cuáles son vuestras expectativas a estas alturas?
Es que ya están todas cubiertas. El éxito está ahí: las expectativas son musicales, se trata de hacerlo. Por eso ahora vamos a cambiar, vamos a hacer las cosas de otra manera.

El underground madrileño se ha quedado sin La Faena II. También ha cerrado Rock Palace…¿Cómo os parece que está la escena más minoritaria de la ciudad?
Es tristísimo. Desconozco las circunstancias, pero imagino que han sido víctimas de algo que afecta no sólo a la escena musical, sino a nuestras condiciones de vida. Es difícil crear en Madrid, lo sabemos. Pero la gente siempre va a tener necesidad de hacerlo. Sigue habiendo cosas que a nosotros se nos escapan por edad y generación, pero que son súper interesantes. Charnego, por ejemplo, han sacado un gran disco. Está Isasa…al no tocar en directo estamos un poco desconectados, pero siempre hay cosas.

 

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