TRAGEDIA EN LA ARENOSA

Entre chismes y autos de detención, Barranquilla no se repone de la muerte del cantante Rafael Orozco.

3 de agosto de 1992

A LAS 10 DE LA NOCHE, EN punto, llega todos los días una mujer vestida de negro hasta su tumba. Le coloca flores frescas, llora y le promete que nunca lo va a dejar de visitar. En el último mes ese lugar no ha estado sólo ni un momento. Llegan mujeres con botellas de ron en la mano, hombres que le cantan vallenatos a todo pulmón, muchachas que vienen en la tarde y se quedan horas enteras dizque conversando con el difunto. Hay gente que viene de La Guajira y de Medellín sólo para tomarse fotos ahí. Carros muy elegantes, se parquean por un rato, miran y se van. Es tan frecuentado el sitio, que tocó ponerle una cinta morada al árbol de al lado para que la gente lo distinguiera desde lejos y llegara más fácil hasta allá. Me tenían cansado con la preguntadera. Yo soy el sepulturero, pero no el guía del cementerio".
Ese lugar, que parece ser el más visitado por los barranquilleros durante los ultimos días, es la tumba de Rafael Orozco, el cantante del Binomio de Oro asesinado el pasado 11 de junio. Esta semana se cumple un mes de su muerte, y en la ciudad no se habla de otra cosa. Los periodistas locales no le pierden detalle a la noticia, los taxistas se encargan de enterar del caso a cuanto turista va llegando, el vendedor de agua helada se pasea por las calles recogiendo datos y pasándoselos a otros. En las esquinas de la ciudad se arman corrillos, cada uno con su propia versión, tratando de descifrar el crimen de su ídolo.
Por su parte, las autoridades también buscan adelantar la investigación a pasos agigantados. Aunque dejan de lado las especulaciones que día a día se tejen en la ciudad, señalan que lo que se ha logrado hasta ahora no hubiera sido posible sin la ayuda de la gente. "A los barranquilleros les gusta hablar, y eso sirve para aclarar las cosas". La semana pasada, la juez que lleva el caso expidió auto de detención contra dos personas sindicadas de haber cometido el asesinato. Esta determinación ha calmado un poco a los admiradores del Binomio de Oro, que no han dejado de exigirle resultados precisos a la Policía. Para ellos, el peor ultraje que podría cometerse contra la memoria del cantante es que su crimen quedara en la impunidad. Por eso siguen paso a paso el curso del proceso.

MUERTE ANUNCIADA
Para el pueblo barranquillero se volvió imposible hablar de Rafael Orozco sin nombrar a María Angélica Navarro, la joven con la que mantenía una relación extramatrimonial desde hacía más de tres años. Se conocieron durante una presentación que realizó el Binomio en el colegio Sagrado Corazón. Desde ese día María Angélica y Orozco no se separaron. Al principio el romance fue un secreto para todos. Hasta el día en que la madre de la muchacha, por las habladurías de la gente y por las extrañas actitudes de su hija, se dio cuenta de lo que sucedía.
En ese momento comenzaron los líos para ambos. Que una joven de 23 años, separada y con una hija, mantuviera una relación con un hombre casado pareció no gustarle a la familia. Y mucho menos que ella empezara a ausentarse de su casa, supuestamente para pasear con sus amigas, pero en realidad era para acompañar al cantante en sus giras musicales. La situación se fue enredando cada día más, hasta que la madre de María Angélica decidió visitar a la esposa de Rafael y acordar la forma de acabar con el romance. Se reunieron los tres: la madre de la joven, Orozco y su esposa.
Pero ni los consejos de los amigos ni las advertencias que le venían haciendo sirvieron para que él decidiera dejar a la joven. Hace algunos meses, Orozco fue atracado mientras viajaba en su carro por el centro de la ciudad. Uno de los autores del delito le dijo que eso "era apenas una advertencia". Al llegar a la casa le comentó a su esposa que creía haber sido engañado por las personas que iban con él, pues le habían hecho tomar una ruta que nunca utilizaba. Sin embargo el caso no pasó a mayores y Orozco terminó dándole poca importancia. Igual cosa hizo con las recientes versiones que afirmaban que María Angélica mantenía una relación con otro hombre, con quien su padre realizaba negocios de construcción.
El romance continuó. Incluso el día de su muerte, en las horas de la tarde, María Angélica llamó a su casa para alertarlo de que algo raro estaba sucediendo porque lo habían ido a buscar al apartamento en donde ellos se veían. El dijo que eso no lo preocupaba. Sin embargo llamó a su oficina para saber qué pasaba por allá. Los empleados le dijeron que Jorge Enrique, el hermano de la joven, había preguntado por ambos. Tampoco le pareció extraño y tranquilamente se quedó en su casa.
En las horas de la noche, mientras su hija mayor realizaba una fiesta con sus amigos, dos empleados de confianza llegaron a buscarlo. Rafael salió a atenderlos y conversó un rato con ellos. De un momento a otro, un hombre se acercó hasta donde estaba Rafael. Según los testigos, ambos dieron la apariencia de conocerse. Sin embargo no alcanzaron a pasar más de cinco segundos cuando el asesino descargó 10 tiros contra el cuerpo del cantante. La familia lo llevó a una clínica, pero llegó muerto.
Con base en la declaración de los vecinos y de los dos testigos presenciales, las autoridades establecieron la participación de dos carros en la escena del crimen. Uno de ellos es el Mazda blanco que en la misma noche fue confiscado por la Policía. Según los testimonios, esa tarde cuatro hombres que iban en ese carro estuvieron rondando por la casa del cantante. Luego lo vieron en el momento del asesinato, cuando hizo lo que la Policía llama "la segunda". Es decir, vigilar que todo saliera bien y si algo fallaba, salir al auxilio.
El otro carro involucrado es un Renault Etoile que aun no ha podido ser encontrado. Las placas las tienen establecidas y con ellas concluyeron quién lo utilizaba en los ultimos días y quién había sido su más reciente dueño. Aparece, entonces, por primera vez en el caso, el nombre de una persona quien, segun fuentes policiales, está relacionado con el narcotráfico. Y que además, era quien estaba saliendo con María Angélica Navarro en los ultimos meses. La Policía inició operativos por toda la Costa Atlántica para dar con su paradero pero hasta el momento no han tenido éxito, y se cree que logró salir del país hacia tierra mexicana.
Pese a las contradicciones que se presentaron al principio, que llevaron a la Procuraduría Regional a vigilar el proceso, las cosas comenzaron a aclararse con la declaración de los dos testigos presenciales. Ambos coincidieron en identificar a la persona que disparó como el padre de María Angélica: Jorge Navarro Insignares. La familia Navarro, por su parte, señala que el proceso tomó ese rumbo de manera muy sospechosa. Sin embargo la juez dictó auto de detención contra Navarro, quien ya se encuentra detenido en la cárcel junto con Diomedes Zubiría, que se supone era quien manejaba el Mazda. La investigación continua, y ambas partes del proceso aseguran tener importantes cartas a favor.

DIGNO DE MACONDO
Pero aunque la decisión final no haya sido producida aun, lo que sí es seguro es que este caso ha causado interés nacional. No sólo por los supuestos móviles del crimen, sino por la serie de hechos que se han venido presentando desde la noche de la muerte de Orozco. Un entierro como el del cantante no se había visto en la historia de Barranquilla. Millares de personas, cantando los vallenatos del Binomio, acompañaron el féretro durante todo un día. El recorrido tuvo cuatro paradas. De la funeraria a la iglesia del Carmen, pero el lugar resultó muy pequeño. Decidieron dirigirse a la Catedral, pero o estaba cerrada. Los amigos de Orozco tuvieron que tranquilizar a la gente, pues intentaron tumbar la puerta a patadas. Sin mucho esfuerzo la Catedral se abrió, pero tampoco cupo la multitud.
Optaron por sacar el cadáver al atrio para que la gente desfilara en orden, pero la fila no se pudo controlar. Las bisagras del féretro salieron volando. Entonces tuvieron que tomar medidas más drásticas: llevar el ataúd al coliseo y realizar allí una misa campal. La idea funcionó. Aunque la multitud que quería ver a Orozco crecía cada minuto. La misma gente lo acompañó hasta el cementerio. Sitio que se convirtió el el más visitado por los seguidores del cantante, y también por los negociantes que no desperdician la posibilidad de vender la foto del ídolo.
A esto se le tiene que agregar el seguimiento que han hecho del caso. No ha habido un día en que el edificio donde se encuentra el Juzgado que lleva la investigación esté libre de curiosos. Igual cosa sucede en la cárcel, donde decenas de personas llegan tratando de ver algo por el pequeño agujero de la puerta. Especulan sobre quién puede ser la persona que está al fondo, aunque sólo sea el carcelero diciéndoles que se vayan.
El asesinato ha sido, incluso, comentado a nivel internacional. En Venezuela, por ejemplo, las fans del cantante no eran pocas. Por eso tampoco son pocas las cartas que han llegado a emisoras y periódicos lamentando su muerte. Pero no sólo han hablado las admiradoras, también los políticos y hasta la guerrilla. El diario La Libertad recibió una carta, firmada por las FARC, en la que señalan que "la muerte de Rafael Orozco significa un duro golpe para el folclor nacional".
La prensa barranquillera, por su parte, también ha sido protagonista principal. Desde el día que publicaron la noticia de la muerte, el tiraje de los periódicos se ha triplicado. Y las ediciones se agotan en menos de dos horas de salir a la venta. Tanto, que los boceadores se han inventado un negocio "para que la gente no se quede sin la noticia": sacarle de antemano unas cuantas fotocopias a un periódico y venderlo al triple de precio. Así la provincia no se queda sin los por menores de la investigacion.
El crimen de Rafael Orozco tiene a Barranquilla sumida en una profunda conmoción, pero no es el primer caso de sangre que estremece la ciudad de lado a lado. La capital del Atlántico es una ciudad pacífica, pero ya tiene una fama legendaria de que, de cuando en cuando, suceden crímenes que dejan perpleja a la ciudadanía. El asesinato múltiple de cartoneros en la Universidad Libre; la muerte de las damas Kahled; el parricidio de la familia Senior, el crimen de Puerto Mocho... son algunos de la ya larga serie de episodios de sangre que han dejado huella en la historia judicial de Barranquilla.
Sin embargo, a la par con el historial de crímenes célebres, también ha hecho carrera el que siempre se descubre la verdad Hay quienes sostienen que la locuacidad caribeña de los barranquilleros hace imposible que se mantenga por mucho tiempo un secreto en esta materia, y se asegura que el ser tan comunicativos les ha permitido no dejar prosperar las células urbanas de los grupos guerrilleros que se han querido instalar allí.
Todos esperan que ocurra lo mismo en el caso del crimen de Rafael Orozco, y que llegue por fin la paz a su tumba. Allí donde todas las noches, a las 10 en punto, y tal vez para siempre, llega a hacerle companía una mujer vestida de negro.