Diferencia entre revisiones de «Literatura LGBT de Uruguay»
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Revisión del 05:34 4 sep 2023
La literatura LGBT de Uruguay comprende las obras literarias escritas por autores uruguayos que involucren tramas, temáticas o personajes que formen parte o estén relacionadas con la diversidad sexual. Las primeras referencias literarias en Uruguay sobre la homosexualidad aparecieron a principios del siglo xx, de la mano de autores como Ángel Falco y Alberto Nin Frías, aunque en general abordaron el tema de forma sutil.[1] De esta etapa destaca la novela La fuente envenenada (1911), que aborda el homoerotismo a través de una amistad intensa de dos personajes varones.[2] Juan Carlos Onetti, reconocido entre los autores uruguayos del siglo xx, incluyó temáticas LGBT en algunas obras de la década de 1930, aunque las mismas presentaban una concepción tradicional en que solo el hombre pasivo era considerado homosexual.[1] Representaciones de homosexualidad femenina no llegarían hasta 1950, cuando Armonía Somers publicó la novela La mujer desnuda.[3]
En 1971, la literatura LGBT uruguaya inició una segunda etapa con la publicación del poemario lésbico Evohé, de Cristina Peri Rossi, que abrió la puerta a obras literarias locales en que la diversidad sexual fuera la temática principal.[4] La obra del poeta Alfredo Fressia fue así mismo importante por su abordaje de la homosexualidad masculina en diversos poemarios.[5] Del lado de la narrativa, la obra que inauguró el abordaje explícito de la homosexualidad como tema central fue la novela Ave Roc (1994), de Roberto Echavarren.[6]
Siglo xx
Primeras representaciones (1908-1960)
La tradición de literatura homoerótica en Uruguay tiene entre sus más antiguos representantes a los escritores Ángel Falco y Alberto Nin Frías, aunque en un principio ambos abordaron el tema de forma indirecta, ante el peligro que podía significar tratar el tema en el Uruguay de la época. En su poesía, Falco exploró la atracción homosexual referenciando figuras históricas de sexualidad diversa, entre ellas a Alejandro Magno, como se puede ver en el poema «Flor neutra», publicado en 1908 en el libro Flor Neutra y que incluye los versos:[2][7]
Tus sacras desnudeces, tus formas de ginandro,
El lujo hubieran sido del lecho de Alejandro,
Que por ti desdeñara las hembras de Citeres.
También de aparición temprana, un lugar importante en la temática lo ocupa la novela La fuente envenenada (1911), de Alberto Nin Frías, la misma que aborda el homoerotismo a través de la amistad intensa de sus personajes principales.[2] La obra cuenta la historia de la amistad entre Jorge y Sordello, dos jóvenes escritores que se conocen en Europa y que muestran una gran afinidad por el otro, alimentada por su «pasión por lo bello» y su «mismo desprecio por las mujeres». La relación entre ambos es descrita por Frías bajo el paradigma de las almas gemelas presentada por Platón en El banquete, que se puede apreciar en las declaraciones de Sordello a Jorge en que le dice: «Soy tu buen ángel, la mejor parte de ti mismo, tu alma gemela», y más tarde: «te amo porque pudiendo ser un espléndido burgués no lo eres. Te quiero porque eres un aristócrata del pensamiento».[8]
Frías sería más explícito en defender la homosexualidad en su faceta como ensayista, particularmente en obras como Alexis o el significado del temperamento urano (1932) y Homosexualismo creador (1933), ambos publicados en España y que incluyen fragmentos como:[2][8]
En un internado de Ginebra trabé muy íntima amistad con un griego de nacimiento. Fue esta amistad una especie de predestinación. Nos quisimos exactamente como Sócrates y Alcibíades: «socrática fides». Comprendí al punto lo que la muerte de Jonatán reveló a David: la amistad ocuparía en mi desarrollo espiritual un sitio superior al amor de las mujeres.
En la década de 1930 aparece en las letras uruguayas la figura de Juan Carlos Onetti, quien incluyó temáticas LGBT en algunas de sus obras. Ejemplos tempranos son la novela El pozo (1939)[9] y el cuento «Los niños en el bosque» (1936), donde Onetti describe adolescentes que participan en relaciones homosexuales pero no se identifican como tales. En el relato, un adolescente llamado Raucho defiende en una pelea a otro llamado Coco, para luego advertirle sobre un personaje que era un «marica» y «una porquería». A pesar de la hostilidad con que Raucho se refiere al personaje homosexual, es claro con Coco al establecer que los que tenían relaciones con el rubio no era homosexuales, sino solo él.[10] En este sentido, el texto presenta una visión tradicional de la orientación sexual basada en concepciones latinas, en que solo el hombre pasivo es considerado homosexual.[7] La relación entre identidad y deseo entre los personajes se complica con los sueños constantes de Raucho en que se imagina teniendo relaciones con una chica que luego torna en Coco, lo que le produce fuerte rabia.[10]
En 1950, la escritora Armonía Somers publicó la novela La mujer desnuda, una de las primeras obras literarias uruguayas en incluir una representación de homosexualidad femenina. En la novela, la esposa de Nathaniel le confiesa en una escena ante el cura del pueblo cómo su esposo la había hecho recordar la pasión juvenil entre ella y una compañera llamada Claudina, que inicia cuando se enteran en una clase sobre las amazonas y luego las lleva a besarse apasionadamente tras un árbol. Aunque el contexto de la confesión da un carácter pecaminoso a la relación, la obra le da a la personaje el poder de decisión sobre el acto que comete, como deja ver cuando afirma: «porque el demonio parecía en principio tirar del carro de la locura en que nos habíamos puesto, pero al final era yo, pecadora de mí, quien daba látigo».[11]
Otra obra notoria de estos años que incluyó un personaje LGBT fue la novela La tregua (1960), de Mario Benedetti, donde Jaime, el hijo más querido del protagonista, revela que es homosexual y de este modo quiebra las expectativas que su familia tenía sobre él. La representación de la homosexualidad resulta bastante negativa en la novela y es vista como una debilidad por parte del protagonista y como una causa de la decadencia de las familias.[12]
Cambio de paradigma (1971-1999)
La literatura LGBT uruguaya empezó una segunda etapa con la publicación en 1971 del poemario Evohé, de la autora Cristina Peri Rossi, que puede considerarse como el primer libro uruguayo en que el amor homosexual se presentó como la temática central. Los poemas, que versaban sobre la homosexualidad femenina de forma tanto sutil como explícita, generaron controversia en la época y llevaron a que algunos diarios se rehusaran a publicar reseñas del libro. Entre las temáticas de la obra se encuentran el erotismo femenino, el amor lésbico, la imposibilidad del lenguaje de expresar la pasión y el temor ante el descubrimiento de la orientación sexual. Un ejemplo de estas temáticas puede observarse en el siguiente fragmento de uno de sus poemas:[4]
Cuando entro
y estás poco iluminada
como una iglesia en penumbra
(...)
muy por lo bajo te murmuro entre las piernas
la más secreta de las oraciones
Tú me recompensas con una tibia lluvia de tus entrañas
y una vez que he terminado el rezo
cierras las piernas
bajas la cabeza
cuando entro en la iglesia
en el templo
en la custodia
y tú me bañas.
En 1973, el escritor Alfredo Fressia publicó el poemario Un esqueleto azul y otra agonía, de similares características que Evohé. La obra incluyó poemas en que el autor exploraba las relaciones entre hombres y temas como la atracción por el cuerpo masculino, el deseo no realizado y la condición de travesti.[5] Fressia continuó abordando la homosexualidad en varios de sus poemarios posteriores,[6] como por ejemplo en Clave final (1982), cuyo estilo puede apreciarse en el siguiente fragmento, perteneciente al poema «El enamorado»:[5]
Rey demente en su país de sangre,
te recorreré por estancias agrietadas
hasta que estalles la frontera de mi piel,
hasta que alumbres mi hueso con tu hueso,
hasta que oigan caer el esqueleto
tu acantilado varón
y mi destierro.
Los años siguientes vieron la aparición de una ola de poemarios uruguayos de temática LGBT explícita. En 1983 apareció Estacionario en Suecia, de Roberto Mascaró; mientras que Roberto Echavarren publicó Animalaccio en 1983 y Aura Amara en 1988, en los que, además de algunas de las temáticas exploradas por otros autores en las obras antes mencionadas, abordó la prostitución masculina. Otros poemarios con temáticas LGBT de la época fueron Orsai: Hombres que juegan fuera de lugar (1991), de Juan José Quintans; Sombra en la última vidriera (1992), de Fernando Beramendi; y Los enanitos sufren de vértigo (1993), de Alvaro Fernández Pagliano.[13]
El cambio de paradigma que Evohé había traído a la poesía LGBT en 1971, llegó a la narrativa en 1994 con la publicación de la novela Ave Roc, de Roberto Echavarren.[14]
Véase también
Referencias
- ↑ a b Muñoz y Pimentel, 2008, p. 83.
- ↑ a b c d Muñoz y Pimentel, 2008, pp. 93-94.
- ↑ Muñoz y Pimentel, 2008, pp. 97-98.
- ↑ a b Muñoz y Pimentel, 2008, p. 97.
- ↑ a b c Muñoz y Pimentel, 2008, pp. 98-99.
- ↑ a b Muñoz y Pimentel, 2008, p. 92.
- ↑ a b Muñoz y Pimentel, 2008, p. 108.
- ↑ a b Phillips-López, Dolores (2002). (D)escribir la homosexualidad (algunos ejemplos modernistas). Université de Genève. pp. 46-49. Archivado desde el original el 26 de mayo de 2022. Consultado el 3 de septiembre de 2023.
- ↑ «Una nueva manera de leer a Onetti». Río Negro. 28 de junio de 2009. Archivado desde el original el 25 de febrero de 2020. Consultado el 3 de septiembre de 2023.
- ↑ a b Muñoz y Pimentel, 2008, p. 94-96.
- ↑ Muñoz y Pimentel, 2008, pp. 96-97.
- ↑ Chaverri, José Otilio Umaña (1989). «La tregua: censura y autocensura de una voz que escribe y se escribe». Letras (20-21): 148, 153-157. ISSN 2215-4094. Consultado el 4 de septiembre de 2023.
- ↑ Muñoz y Pimentel, 2008, p. 99.
- ↑ Muñoz y Pimentel, 2008, pp. 100-101.
Bibliografía
- Muñoz, Carlos Basilio; Pimentel, Rafael (2008). «Orientación sexual en la literatura uruguaya». En Lucas, Virginia, ed. Orsai: género, erotismo y subjetividad. Colección Estigma. Pirates. pp. 83-125. ISBN 978-9974-8136-1-8. Consultado el 3 de septiembre de 2023.